Luna Llena en Cáncer 2022


Cuando llegamos a este mundo, todos lo hacemos a través de lo femenino, de una madre, lo hacemos en una situación de total vulnerabilidad e indefensión y experimentamos un sentimiento de dependencia ya que precisamos de cuidados y nutrición tanto física como emocional para sobrevivir y sentirnos acogidos y a salvo.

Cáncer es el signo que hace referencia a ello, a lo femenino con sus cualidades de receptividad y sensibilidad, a la maternidad, a los cuidados, a la nutrición,  al afecto, al hogar y a la familia, que nos proporciona un sentimiento de acogimiento y de pertenencia a un núcleo afectivo y a un linaje, así como a la emocionalidad, la vulnerabilidad y la fragilidad, asociadas tanto a lo infantil como a la energía femenina, y esto no va de géneros, va de energías, tanto la energía femenina como la masculina están presentes en todo ser humano. 

La naturaleza de la energía femenina es, entre otras cosas, receptiva, pasiva,  sensible, espiritual, instintiva, emocional, sentimental, vulnerable, inocente, acogedora, maternal, fluctuante, intuitiva, psíquica, sensitiva, mágica, misteriosa, profunda, pujante, poderosa, transformadora, sabia, armonizadora, delicada, bella, atractiva, sensual, sensorial, erótica,  perceptiva, magnética, reflectiva, dulce, tierna, amable, afectiva, amorosa, nutridora, fértil, productiva, creativa, codependiente, apegada, vincular, cohesionadora, cooperativa, servicial, adaptable,  territorial, comunitaria, etc.

Luego, lo femenino tiene su sombra, es decir, su lado inexplorado, negado o no reconocido, su faceta rebelde, irreverente, inconformista, reivindicativa, profundamente poderosa y sabia (aquí me refiero a un poder y sabiduría más concentrados, profundos y ocultos, que puede llegar a ser incomprendido e incluso temido, rechazado y perseguido  por su enorme potencial transformador), arrolladora, destructiva, independiente, desapegada, renegada, liberada, intensa, sexual, astuta, vengativa, solitaria, desterrada, autoexiliada, luchadora, empoderada, esta es la energía expresada por Lilith, el arquetipo de la bruja interior.

Por su parte, la Luna, símbolo del ánima o alma, como arquetipo fundamental de lo femenino reúne y sintetiza la naturaleza esencial de esta energía, siempre fluctuante, ella es la bruja meditativa y poderosa oculta de todos en la oscuridad del cielo nocturno durante el novilunio, es la inocente y tímida niña y la curiosa y valerosa joven cuando crece y parece sonreírnos en el cielo o formar una especie arco con el que obtiene su sus provisiones o una cuna que mece y guía a esa fuerza de la vida que está en crecimiento y en proceso de adaptación a su medio, representando pues el desarrollo, la productividad y la supervivencia, es también la fértil madre cósmica, que gesta, cuida, nutre, guía  protege, cobija y ampara, cuando nos ilumina totalmente durante el plenilunio, y es, así mismo, la sabia anciana, la mágica hechicera,  que con su forma de caldero  nos limpia, sana y despeja el camino, la abuela que nos cura y nos bendice, que nos enseña el silencio, el aislamiento, la austeridad, y nos ofrenda su sabiduría ancestral. 

La Luna nos muestra pues la poética belleza de lo femenino y de sus ciclos.

Cuando esta transita por el signo de Cáncer puede expresar mejor que nunca sus cualidades, desplegar de forma pura y plena su naturaleza sensible, fluctuante instintiva, psíquica, emotiva, sabia, nutritiva, maternal, familiar y protectora, pues este es su signo de regencia, con el que se le puede identificar enseguida y en el que se siente más cómoda que en ningún otro pues su presencia allí viene a representar el estar en su propia casa, dominio o lugar de reinado.

Y es precisamente en Cáncer, su signo de regencia, donde tendrá lugar el próximo plenilunio, donde nuestra madre celestial, espejo del padre Sol, nos arropará  con la totalidad de su brillo nocturno, concretamente desde el grado 27 del signo.

A nivel emocional tenderemos a mostrarnos más tímidos e introvertidos, a sentirnos más vulnerables, así como a estar más sensibles y emotivos de lo habitual, pudiendo incluso caer en la melancolía ya que este signo es afecto al pasado, a los recuerdos, tiende ir hacia atrás como el animal que lo representa, el cangrejo, a recular en busca de todo aquello que le proporcione una sensación de protección, seguridad, calidez y contención, de las memorias asociadas a su infancia, su hogar, a su familia, sus afectos, de esos recuerdos tan íntimos que  atesora como algo muy preciado.

Pero la Luna nos conecta no sólo con los recuerdos sino también con la sabiduría ancestral, con nuestras raíces que nos aportan su nutrición epigenética, con el acervo de nuestro linaje, sus costumbres y su saber heredados generación tras generación.

Por ello, la Luna llena en este signo nos ofrece una excelente oportunidad para reconectar con ese bagaje, para tomar consciencia de esa sabiduría ancestral, así como de su impronta de sensibilidad, cariño, fertilidad, nutrición, cobijo, resguardo, y acudir a ella como una guía cada vez que la necesitemos.

Así mismo, la Luna, que también tiene la capacidad de proyectarse hacia el futuro a través de la imaginación encuentra en Cáncer una enorme sensibilidad y capacidad imaginativa, de hecho, esta Luna está muy asociada al don de la literatura, especialmente a la narrativa. Y es que a la Luna en Cáncer se le da de maravilla contar historias ya sea que hayan sucedido en un pasado más o menos remoto o que sean fruto de su fértil imaginación.

Otro don que puede ofrecer la Luna en este signo para quienes la tienen en su cielo natal es el del arte culinario. Y, ciertamente, es muy posible que durante este plenilunio nos sintamos llamados a experimentarlo de manera muy especial ya sea ofreciendo algún banquete a familiares y afectos, o disfrutando de la buena mesa de algún restaurante.

También es muy probable que tomemos mayor consciencia de cómo la alimentación nos proporciona un sentimiento de seguridad, cuidado y pertenencia a una familia, a un clan, así como de la conexión que evidencia con nuestras raíces, no sólo en un sentido familiar, sino territorial,  vinculándonos con aquella tierra en la que hemos vivido, ya sea que se trate de nuestro país y/o pueblo natal o de aquella patria o lugar que nos acogió y en el que, de alguna manera, en mayor o menor medida, nos hemos arraigado, o bien, conectándonos con la tierra de nuestros ancestros, como ocurre en el caso de los hijos y/o nietos de inmigrantes. 

Sea como sea, el instinto nutricio y el don culinario estarán a flor de piel y sentiremos una especial necesidad de disfrutar de la comida casera, del compartir la mesa en familia, de cocinar para los nuestros más allá del simple hecho de las obligaciones hogareñas, de sentir cómo a través de la comida nos acercamos y expresamos nuestro sentimiento de afecto y familiaridad.

Esta Luna también puede despertar y/o hacer más notorio el instinto maternal, ya sea hacia nuestros hijos o hacia cualquier otro familiar o afecto, incluso hacia nuestra propia madre si esta aún está físicamente presente, si no es así, puede que nos sintamos llamados a conectar con ella en lo más profundo de nosotros mismos y hacerle notar nuestro afecto donde quiera que esté. 

Es posible que algunos sientan el deseo de encender una vela para ella o simplemente de dedicar un rato especial a recordarla. Puede que en el proceso afloren la nostalgia, la tristeza y otras emociones y es importante sentirlas y observarlas sin juzgamiento para poder integrarlas sanamente y experimentar la sanación y el alivio de reconocer y aceptar ese backgraund emocional que precisaba ser sentido y procesado. Y es que es momento de tomar consciencia de memorias no sólo asociadas a la madre sino al árbol familiar en general porque estas forman parte de nuestro mundo interno, de nuestro bagaje, de nuestras raíces, y sin estas no puede haber alas, sin raíces no podemos crecer y florecer, madurar y dar frutos.

Frente a esa Luna llena canceriana, el Sol, que plenamente la ilumina, estará haciendo conjunción a Plutón, por lo tanto, ambos estarán oponiendo juntos a la Luna, confrontándola a la energía más bien fría, pragmática, paternalista, rígida, lenta, estructurada, organizada, responsable, segura, limitante, exigente, perfeccionista, excluyente, ambiciosa y racional de Capricornio, que es diametralmente opuesta a la energía acogedora sensible, intuitiva, maternal, fluctuante, fluida, vulnerable, receptiva, familiar, inclusiva, confortable, comodona, conformista  e imaginativa de Cáncer, proponiéndonos el trabajo de armonizar e  integrar esa polaridad. 

En este sentido, la conjunción Sol-Plutón en Capricornio nos invita, entre otras cosas, a experimentar una transformación estructural del ego o bien una transformación de la estructura egoica que ya está caduca y anquilosada.

Es tiempo de transformar y soltar esas barreras, estructuras, límites, miedos y condicionamientos con los que nos hemos identificado y que no hacen más que estancar nuestra evolución. Como resultado de este proceso habríamos de obtener una estructura renovada, fortalecida, más coherente y sabía, que responda a nuestro actual estado de consciencia.

Ello, cotejado con la oposición de esa Luna en Cáncer, nos permitirá tomar mayor consciencia de nuestro mundo interior, de nuestros instintos y emociones, así como del enorme caudal de sensibilidad, intuición e imaginación que es capaz de florecer cuando dejamos caer nuestras corazas y nos permitimos conectar con nuestra vulnerabilidad.

Al mismo tiempo, esa sensibilidad y receptividad que estarán a flor de piel con la Luna llena canceriana nos permitirán acoger de forma amable este proceso transmutador, abrazarlo sin juzgamiento, maternarlo, lo cual será necesario teniendo en cuenta lo dolorosa que puede resultar la muerte egoica, pero es también doloroso estar sometido a una estructura asfixiante que se resiste a morir, así que, toda vez que aceptemos y nos rindamos a la energía transformadora de Plutón y habiendo permitido que el Sol ilumine esa sombra que nos está limitando y constriñendo podremos integrarla de forma sana y creativa en esa estructura renovada que surgirá, teniendo a la Luna, el alma, nuestro mundo interno, como testigo y receptáculo que nos permitirá sentir ese dolor, a la vez que reconfortarnos ante el proceso y nutrirnos de la fortaleza y sabiduría resultantes.

De esta forma será posible integrar ambas polaridades, estas energías que son opuestas pero complementarias, conjugando la estructura, el rigor, la disciplina, el perfeccionismo y el racionalismo de Capricornio con la fluidez, la sensibilidad, la receptividad, la adaptabilidad, la protección, la nutrición e intuición cancerianas, en función de lo que este plenilunio esencialmente nos propone, transformar el ego y sentir, experimentando con total naturalidad nuestro mundo interno. 

De igual manera, esta Luna llena os está llamando a tomar consciencia de nuestro propio poder respecto a las estructuras que sostienen nuestra existencia y de cómo hemos podido llegar a cederlo dependiendo así de otros para la satisfacción de nuestras necesidades básicas, para nuestra supervivencia y nuestra seguridad emocional, ofreciéndonos así la oportunidad de empoderarnos en este sentido.

Puede pasar, no obstante, que vivamos la oposición de forma totalmente polarizada y que, por ejemplo, nos encontremos indefensos ante la crudeza de un ego poderoso, despiadado y arrollador que actúa de forma fría, calculadora, castrante, déspota, obrando de forma egoísta en función de su ambición desmedida y de sus propios intereses y motivaciones, que pueden resultar más bien oscuras. 

O que seamos nosotros los que estemos a merced de las ambiciones y obsesiones de nuestro propio ego haciendo daño a quienes más queremos, familiares, afectos, o simplemente hiriendo la sensibilidad de otros con frialdad, crudeza, crítica destructiva, desprecio, rechazo, control y/o manipulación, volcando sobre ellos, a través de nuestros actos, nuestra oscuridad, conducidos por bajas pasiones como pueden ser el odio, la envidia, la irá, el rencor, etc.

También es posible que nos toque experimentar nuestra vulnerabilidad ante la negatividad ajena o ante aquello que busca transformarnos para bien o para mal, o que sintamos cómo el yugo al que otros de alguna manera nos someten o pretenden someternos remueve nuestras emociones y perturba nuestra alma.

En este orden de ideas, se harán más evidentes, por ejemplo, los juegos y abusos de poder dentro de la estructura familiar y el dolor que estos pueden llegar a ocasionar a sus miembros. Tomaremos consciencia así mismo del impacto negativo que han tenido figuras masculinas tóxicas y abusivas sobre nuestro mundo emocional, sobre nuestra feminidad y sobre nuestro hogar y nuestra familia y su posible capacidad de transmutación en algunos casos a través de la maduración la disciplina y el rigor en complemento con la comprensión y el afecto de la familia.

Como en toda oposición es importante tomar consciencia de la polaridad en cuestión, reconocer en nosotros mismos aquello que el juego de espejos de la sociabilización nos está mostrando de forma posiblemente exagerada para que podamos realmente llegar a verlo, a palparlo y, de esta manera, darnos a la tarea de transmutar lo que haga falta para crecer como individuos y para relacionarnos mejor, lo cual no exonera al otro de su parte, él también ha de trabajarse, de reconocer sus propias falencias, de asumir la responsabilidad ante sus actos y de hacerse cargo de la manera en que está impactando sobre los demás, en definitiva, todos hemos de asumir nuestra parte y ocuparnos de hacer el trabajo interno que corresponda, por nuestro propio bien y el de nuestros semejantes.

Y, en última instancia, si algo o alguien nos inflige un daño es importante saber poner límites, aún siendo capaces de comprender a nivel sensible el dolor, la frustración y las motivaciones egoístas que puedan haberlo llevado a ello, no tenemos porqué aguantar según qué actos o actitudes, que una cosa es ser estoico y otra muy distinta es someterse como un  esclavo a los caprichos de su oscuridad y permitir que nos violen el alma y nos destruyan por dentro. En definitiva, no hemos de permitir abusos de poder. Siempre podemos, como bien propone Saturno (dispositor del Sol y de Plutón) en Acuario, rebelarnos y liberarnos de esas cadenas, de esas estructuras asfixiantes y de personas y/o situaciones tóxicas.

Habrán, sin embargo, quienes, en un acto de solemne actitud maternal, quieran acunar a quienes les dañan, que reaccionen de forma receptiva, comprensiva y hasta con cariño ante sus actitudes o bien que expongan sus emociones y su sentir de forma abierta esperando con ello propiciar una transformación, quién sabe consigan desarticular su ego, todo es posible, pero no siempre es así, y hay que saber reconocer hasta qué punto vale la pena el esfuerzo, en función del coste emocional, afectivo y/o familiar que puede representar para nosotros y de la mayor o menor disposición y compromiso que pueda asumir el otro de madurar, responsabilizarse de sus actos, empoderarse sobre ese ego que lo domina y transformarse, actuando  con mayor respeto  y consideración. 

Al fin y al cabo esa conjunción Sol-Plutón en Capricornio pone en evidencia a un niño interior que fue sometido y castrado y que para sentir que tenía algo de poder y control sobre su vida, acabó por convertirse en un pequeño dictador, y ese pequeño dictador lo sigue siendo de mayor hasta que madura, toma consciencia de su trauma y se hace cargo de su sanación y transformación, acunándose a sí mismo y dejándose acunar por otros, con dulzura, afecto y comprensión, como bien propone esta Luna llena canceriana.

El trígono, ya separativo, que la Luna en Cáncer estará formando con Neptuno en Piscis aportará una carga extra de sensibilidad, psiquismo e imaginación, además de fe, espiritualidad, compasión, empatía, abnegación y energía sanadora. 

Este favorecerá la inspiración artística, la intuición, la telepatía, la ensoñación, los sueños simbólicos y vívidos, la fantasía, la espiritualidad, la relajación, la meditación, y nos ayudará a dormir de forma más profunda y reparadora. 

No obstante, puede propiciar somnolencia, hipersensibilidad emocional y vulnerabilidad a nivel psíquico, es decir, que estaremos más perceptivos pero también nos impregnaremos más fácilmente de las energías circundantes lo cual puede generar cierta incomodidad por la saturación energética pudiendo incluso llegar a ocasionar malestares físicos. En el ámbito familiar promoverá una profunda comprensión, el amor incondicional, la compasión, el sacrificio, la sanación, el perdón y la reconciliación.

Hemos de recordar, en todo caso, que la Luna llena siempre va a representar el momento cúlmine del despliegue de la impronta energética generada durante el novilunio que ha emergido y crecido previamente hasta llegar a ese momento de máxima expresión y que continuará haciéndose notar hasta que el fino hilo de la Luna balsámica anuncie el final de ese ciclo lunar y la próxima llegada de uno nuevo. 

En este sentido, la Luna llena en Cáncer representa el florecimiento de la semilla de la Luna nueva que tuvo lugar en el signo de Capricornio, por lo tanto nos invita a tomar consciencia de la estructura familiar, de la impronta emocional, psíquica y de sabiduría que nos ha legado nuestro árbol genealógico, de las normas y condicionamientos heredados del clan que hoy inciden en nuestra vida familiar, de los horarios, las responsabilidades y la disciplina que atañen a las labores hogareñas y a los asuntos familiares en general, así como del tiempo que compartimos con nuestra familia y afectos. 

También nos invita a trazar metas y objetivos tanto a nivel interior, como familiar y afectivo que nos conduzcan a una plenitud en estos ámbitos y a evaluar y establecer límites que nos proporcionen seguridad emocional y familiar. 

De la misma manera, ayudará a dar forma y soporte a nuestro mundo interno, nuestra casa y nuestro ámbito familiar, así como también a todo lo referente a nuestras necesidades básicas a través del esfuerzo, la planificación, la organización y la disciplina que nos permitirán complacerlas de forma eficaz.

Igualmente, hace referencia a la estructura de nuestro mundo interno, al trabajo interno, al pragmatismo con el  que podemos ser capaces de llegar a gestionar nuestras emociones, evitando que estas se desborden y al uso práctico de nuestro psiquismo, intuición, sueños, imaginación, etc., como guía en nuestra vida cotidiana y a percibir lo material de forma más sensible, sutil y subjetiva.

Pero lo más importante es que nos conducirá finalmente de la experiencia de un mundo interno castrado,  limitado y racionalizado a una experiencia más natural instintiva, intuitiva y emotiva del mismo, haciéndonos más sensibles, maternales y cariñosos y a ser más flexibles y comprensivos con nuestros afectos.

A nivel mundano, este plenilunio, promete transformaciones profundas que afectarán a figuras  resaltantes en el ámbito institucional y en la sociedad en general, lo cual puede incluir el fallecimiento de alguna de ellas, como puede ser el de un jefe de estado. 

Así mismo, es posible que las élites de poder que suelen estar en la sombra tengan algo más de visibilidad y protagonismo y/o que tomemos mayor consciencia de su existencia y de cómo su influencia está incidiendo directamente sobre las naciones.

Puede tener lugar algún apagón por fallos estructurales o motivos meteorológicos que afecte a algunas ciudades, pueblos o incluso países.

Existe un mayor riesgo de terremotos, erupciones volcánicas, derrumbes de lugares montañosos y de edificaciones en torno al plenilunio y a lo largo de este ciclo lunar.

Pueden salir a la luz asuntos oscuros tales como abusos de poder, corrupción o  escándalos sexuales vinculados a las instituciones y/o a figuras de autoridad.

Así mismo, tomaremos consciencia de cómo el patriarcado sigue en abierta confrontación ante la energía femenina, causando dolor y desasosiego, sin embargo veremos también cómo este empieza a dar señales significativas transformación, permitiendo que la energía femenina cobre un mayor protagonismo.

Veremos pues una Luna llena vibrante que reflejará una gran intensidad y que estará acompañada de notables transformaciones que incidirán tanto a nivel interno como externo, tanto en el plano personal, como familiar y colectivo. 

Sea lo que sea que ocurra es importante permitirnos sentir con toda la amplitud del alma al tiempo que somos capaces de empoderarnos en función de nuestras metas siendo conscientes de que ese poder implica una responsabilidad sobre nuestros actos y que en la medida en que desarrollemos el profundo potencial que tenemos poniendo en práctica nuestros dones y talentos personales seremos capaces de satisfacer nuestras necesidades y la de los nuestros. 

Tomemos un momento también para honrar a los que ya no están, a esos que sembraron la estructura familiar de la que hoy formamos parte, al niño que renace una y otra vez a través de ellos y de nosotros portando la promesa evolutiva de nuestro linaje y honrémoslos cada día con nuestros actos y recordando sus anécdotas y sus sabías enseñanzas. 

Qué mamá Luna os arrope con la dulzura de su brillo y desarme todos vuestros miedos y complejos, reconfortado a vuestro niño interior y mostrándole el enorme potencial que podrá desarrollar con paciencia, disciplina y madurez.




Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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