Luna Llena en Piscis 2021

Piscis es el último signo del zodíaco, es como el mar donde va a parar todo el afluente energético del resto de signos, representando la totalidad, la disolución, así como el vacío y la plenitud que esta comporta. Allí, concretamente en el grado 28, es donde tendrá lugar está Luna llena.

Este signo, de naturaleza sensible, receptiva, femenina, nos conduce, en su vibración más elevada, a la experiencia espiritual, al retorno a la fuente oceánica de la existencia, a la comunión con esta, con la totalidad esencial de la Vida, a la experimentación de lo divino, sublime y trascendente, a la plenitud que hay en el vacío de ese espacio infinito donde no hay identificación con cuerpo, mente, o emoción.

No obstante, en su vibración más densa, este signo puede llevarnos a experimentar el sufrimiento, consecuencia de la ilusión de separación, así como a la autoevasión, a las adicciones, resultado de un vano intento de escapar de ese sufrimiento y de llenar el vacío carencial que esa ilusión de separación nos produce.

Es la ilusión de maya, el gran sueño de la existencia condicionada, donde vivimos autoengañados creyendo, pensando y sintiendo que ese sueño es real.

Se comporta como un mar turbio y tempestuoso, que nos impide ver con claridad y navegar en calma, como una neblina que empaña nuestra visión, haciéndonos padecer la confusión, el engaño, el fanatismo, la traición, la mentira, el dolor de la pérdida y el sentimiento de abandono, la autocompasión, así como  situaciones donde se es víctima o victimario.

Por el contrario, cuando vibramos en las más altas cuotas de la energía pisciana, todo aparece claro, sereno, pleno de amor incondicional e inagotable, numinoso, infinito y eterno. El ego se disuelve y ya no hay deseos, ni carencias, ni dolor, sólo plenitud, sólo amor, sólo ananda (felicidad), y una paz indescrtiptible y una sutil belleza lo envuelve, lo llena y lo abarca todo.

Piscis nos conecta con los planos sutiles, con lo invisible e inexplicable desde un punto de vista racional, con lo mágico, misterioso y milagroso, con lo sagrado e inspirado.

Cuando la Luna florece en este signo, podemos pues experimentar en nuestro interior el drama, el dolor, la pérdida, la soledad, el abandono, la miseria, pero también es posible que sintamos la fe, la plenitud, la inspiración, la elevación, la gracia y el amor incondicional. Sea como sea, es una Luna que nos toca lo más profundo del alma.

Estaremos emocional y psíquicamente más sensibles, así como también más receptivos y vulnerables a las energías en general, por ello es importante resguardar nuestro espacio energético y nuestro mundo emocional, no exponernos más de la cuenta en este sentido para no vernos alienados por ese tsunami sutil, interno y circundante, que puede desgastarnos psicológicamente , e incluso llegar  a somatizarse físicamente de alguna manera, cuando menos como cansancio, debilidad y/o dolor.

En este sentido, hay que cuidar especialmente el sistema nervioso, que es el que recibe el primer impacto de cualquier marejada emocional, así como los pies, zona anatómica por excelencia de este signo, y el sistema linfático.

Será importante estar bien hidratados, dormir y descansar lo suficiente, hacer ejercicio moderado y cualquier actividad que nos ayude a liberar el stress y a relajarnos, como el yoga y la meditación, la música, el baile o el contacto con la naturaleza.

Neptuno, uno de los dispositores de esta Luna por su regencia sobre el signo de Piscis, se encontrará en conjunción con esta, una conjunción separativa que puede llegar a representar, de alguna manera, el desenlace dramático de una serie de sucesos tristes o desafortunados, o de alguna situación confusa y/o compleja, máxime cuando la Luna se encontrará además, para el momento del plenilunio, en conjunción con Scheat, una estrella aciaga, relacionada con naufragios, accidentes y otro tipo de desgracias, sobre todo aquellas que derivan de alteraciones psicológicas. En conjunción con la Luna, más concretamente, da preocupaciones, riesgo de accidentes y peligros relacionados con el agua,  críticas que traen como resultado perdida o ganancia de amistades, y perjuicio para el lucro.

Dicha estrella también tiene cierta influencia a nivel espiritual pero se dice que esta sólo puede ser recibida por personas con un alto estadio evolutivo o que estén vibrando alto, en sintonía con esas corrientes energéticas superiores.

En todo caso, Neptuno potenciará y acentuará el efecto de esta Luna llena pisciana, para bien o para mal. Así que será mejor procurar estar lo más serenos posible, entregados a una sana experiencia espiritual, relajados, meditativos, sátvicos (puros, embebidos en nuestra naturaleza esencial), abiertos a recibir la inspiración y las bendiciones espirituales que este signo es capaz de proveer, en lugar de hundirnos en la angustia existencial y en los remolinos vitales que amenazan con drenar nuestro ánimo y consumir nuestras fuerzas para dejarnos abatidos. 

Hay tendencia a deprimirse y a caer en la melancolía por lo que será fundamental poner en práctica el mindfulness (la atención consciente al aquí y ahora), así como también encontrar momentos y espacios seguros de escucha interior para atender a ese contenido interno que busca ser reconocido, canalizado y sanado.

No se trata pues de reprimir las emociones sino de sentirlas, vivirlas y gestionarlas de manera consciente. 

Tal vez sea preciso llorar para desahogarnos o asistirnos de alguna forma de arte inspirado como la música, la danza, la poesía o la fotografía para canalizar ese torrente emocional y permitir que se acabe disolviendo, haciendo que todo eso tan apabullante que sentimos pueda ser trascendido y el mar agitado de nuestro mundo interior retome la calma, apoyarnos en el amor incondicional de nuestros afectos más íntimos y en el apoyo y buena disposición de nuestras amistades.

Quizá no podamos controlar en gran medida lo que sucede afuera pero sí que podemos conseguir aquietar nuestro interior si nos aplicamos a ello y atravesar ese agitado mar con la fe de que todo pasa. 

Si queremos evitar hundirnos hemos de ser resilientes, lo cual comporta hacer un acto de voluntad y transformar nuestros miedos y limitaciones en la fuerza motriz de nuestra superación, el sextil entre Plutón en Capricornio y Neptuno en Piscis nos asistirá en ello. 

El objetivo es sobrevivir, y para ello es preciso efectuar la transformación estructural y el disciplinado empoderamiento que nos propone Plutón en Capricornio y acogernos a la fe y el amor incondicional que nos plantea Neptuno en Piscis, ambos retrógrados, por lo que todo este trabajo ha de ser elaborado primordialmente a nivel interno, requiriendo de una profunda reflexión y preparación para poder ser volcado hacia afuera en el momento oportuno. 

Puede que la sensación sea la de estarse ahogando y de estar esperando a un bote de salvamento que viene con retraso, sin contar con un salvavidas al que agarrarse, o de querer nadar con el mar en contra, pero es ahí cuando debemos hacer acopio de una profunda voluntad, resistencia y fe para mantenernos a flote, mientras las circunstancias son más favorables.

La Luna también representa lo familiar, por lo que esta conjunción Luna-Neptuno en Piscis puede manifestarse a través de situaciones complicadas y dolorosas a nivel familiar. Las desgracias, desilusiones, las mentiras, el engaño  o la traición podrían estar presentes de alguna manera. Ante esto pueden emerger ciertas cualidades piscianas, como la compasión, la abnegación, el autosacrificio, el amor incondicional y el perdón. 

En todo caso, la experiencia puede dejarnos abrumados, abatidos y desolados, por lo que también en este caso habrá que acudir a la resiliencia para superar el trance que la dura experiencia supone.

Por si fuera poco, Marte en Libra, signo donde se encuentra en exilio, por lo tanto, en mal estado cósmico, se encontrará en conjunción al Sol en Virgo, aunando su energía a este en la oposición Solilunar.

Esta conjunción como tal puede hacer referencia, entre otras cosas, a la vacilación a la hora de tomar decisiones que den solución práctica a los problemas, así como en lo referente a emprendimientos e iniciativas que, una vez tomadas, tendrán que ejecutarse tanto con diplomacia, como con esmero, organización y pragmatismo.

También puede tratarse de iniciativas donde exista un componente artístico o estético y que requieran de habilidades prácticas a nivel creativo, como podría ser por ejemplo algún trabajo artesanal, o bien, de alguna decisión conjunta, con algún asociado por ejemplo, o de tipo legal que pueda ser relevante en nuestro trabajo o en algún sentido práctico.

Ese Marte también conlleva un liderazgo vacilante, dubitativo, inseguro, que requiere consultarlo todo al detalle con alguien más influyente y preparado o más creativo en un sentido técnico, o asesorarse con algún experto antes de actuar.

Esta conjunción también puede hacer referencia a litigios que hay que preparar con detalle y organización antes de entrar en el ruedo, asuntos prácticos que será preciso aclarar con abogados o asesores o bien, a conflictos legales en torno asuntos laborales, de salud o en relación a aseguradoras.

En cuanto a la dinámica energética que se suscita a través de la oposición solilunar, de la que esta conjunción del Sol en Virgo participa, con el Sol oponiendo también a Neptuno, nuestro mundo emocional, necesidades básicas y lo relacionado con lo femenino, así como con lo maternal, familiar y hogareño puede verse profundamente afectado.

Es posible, por ejemplo, que veamos un recrudecimiento de los casos de violencia doméstica, o que el ámbito familiar se vea afectado de alguna por algún tipo de litigio o temas legales en general, por temas de herencias por ejemplo, que pongan en riesgo el patrimonio familiar. 

Así mismo, puede que algún familiar o afecto esté pasando por momentos muy difíciles a causa de temas legales que pongan en riesgo su estabilidad emocional, su casa, su familia e incluso su libertad. 

La casa también puede verse afectada, por ejemplo, con asuntos relacionados con el agua que requieran la intervención del seguro.

A nivel mundano, este aspecto puede representar conflictos diplomáticos por algún territorio sumido en una situación dramática y compleja, e incluso la activación de algún conflicto bélico “en nombre de la paz” suscitado por motivos de fanatismo religioso. 

Puede también acontecer fenómenos naturales donde el agua esté implicada tales como inundaciones de gran envergadura, tsunamis, trombas, etc., así como algún gran naufragio  o algún problema marítimo que requiera intervención diplomática para su resolución.

Por su parte Júpiter, regente tradicional del signo de Piscis y, por lo tanto, también dispositor de esta Luna llena, se encuentra retrógrado en el signo de Acuario, lo que nos habla de asuntos de alcance internacional que afectan a un gran número de población, naciones que experimentan un recrudecimiento de su miseria, teniendo como resultado la gestación de migraciones en masa que, aunadas a la expansión cultural que facilitan las redes sociales en este mundo cada vez más globalizado, nos conducirán a una mayor multiculturalidad. 

También se estarán fraguando, ante el hundimiento que la población está experimentando en muchos países por la contingencia actual, la crisis del sistema, la inestabilidad económica y la ambición de la desmedida de las élites de poder, movimientos políticos alternativos a los partidos tradicionales, orientados sobre todo a promover los derechos y libertades, en un tiempo en el que, de alguna manera, vamos para atrás en ese sentido (es lo que tiene Júpiter retrógrado en este signo).

En otro orden de ideas, este planeta, al estar retrógrado en Acuario, conducirá la enorme sensibilidad, la profundidad interior y la necesidad de espiritualidad de esta Luna llena en conjunción a Neptuno en el signo de Piscis, hacia la busca del sentido de la existencia a través de una interiorización renovadora, un sentido de la existencia basado en el cambio, bajo la premisa de que la vida, como proceso de experimentación de la consciencia, es cambio. 

Orientado también a la recuperación del sentido original, de ese sentimiento ancestral que nos une como especie humana, sin distinciones,   que concibe la diversidad de nuestra humanidad como algo benéfico, enriquecedor y expansivo, que nos une fraternalmente y que nos brinda múltiples oportunidades de aprendizaje tanto individual como colectivo.

Esa búsqueda de sentido también tendrá lugar a través  de la experimentación del aquí y el ahora, por medio de una constante reflexión , de una reiterada toma de consciencia, así como en la importancia concebida al futuro como ese horizonte de sucesos que nos ofrece un sinfín de posibilidades, que nos brinda esperanza y que promete cambio.

Júpiter en Acuario también nos conecta con una visión fundamentada en la libertad, la igualdad, la fraternidad, el desapego, y puede conducirnos a la búsqueda del despertar, al estar retrógrado podemos decir que es un despertar que se está gestando, que cada uno está viviendo en su fuero interno y que luego, más adelante, se irá viendo proyectado en la sociedad.

Esto comporta, entre otras cosas, la fragua de una ruptura de paradigmas, tanto filosóficos, políticos y religiosos, como culturales, que proviene de una proceso introspectivo y reflexivo de ruptura y liberación de viejas creencias, de un desaprendizaje revolucionario que está preparando el espacio para un renacer cultural.

Como dispositor de esta Luna, facilitará también la deconstrucción de creencias respecto a la familia, nos quitará la venda y nos permitirá verla bajo una nueva  perspectiva, buscando de alguna manera desdramatizar la dinámica familiar, dar salida creativa a su complejidad y sus problemáticas, enseñarnos la solidaridad de grupo que tiene que existir en el clan pero también el desapego y la libertad que son necesarias para exorcizarnos del drama que muchas veces nos ahoga.

Júpiter en Acuario también nos enseña la vía del humor como como camino de liberación y de distensión ante el drama emocional que podemos estar experimentando en estos tiempos.

Es posible, por otro lado que tengan lugar reencuentros inesperados con familiares lejanos, viajes repentinos en el entorno familiar motivados por situaciones complejas y/o dramáticas, que requerirán un gasto de dinero y recursos pero que ofrecerán la esperanza de un futuro más próspero y estable para la familia en general o para alguno de sus miembros. 

De igual manera se verán propiciados los viajes repentinos, así como en grupo o con amistades por motivos espirituales o artísticos. En todo caso, los viajes estarán sujetos a las restricciones propias de estos tiempos y no será raro experimenten retrasos o que se vean pospuestos por complicaciones y temas prácticos o burocráticos. 

Júpiter en Acuario también promueve las creencias  fundamentadas en lo cuántico, en la multidimensionalidad, las realidades alternativas, los mundos paralelos, en la existencia  de extraterrestres, en lo fenoménico, lo cual se ve potenciado durante este ciclo Lunar y especialmente durante este plenilunio al ser dispositor de esta Luna llena pisciana. 

Al estar retrógrado nos puede indicar que actualmente se están haciendo estudios en estos campos, así como en materia tecnológica que aún no han sido revelados, quizá por el impacto que pueden tener o por su relevancia a nivel científico, y que más adelante una vez se ponga Júpiter directo  hacia mediados de octubre, verán la luz.

En todo caso, Júpiter en Acuario fomenta la expansión del saber y de lo tecnológico, de las telecomunicaciones y las redes, de todo lo que tenga que ver con el espacio, del conocimiento abstracto de “nuevas” realidades o dimensiones, y brinda la oportunidad de hacer grandes avances en cuanto a inventos y descubrimientos.

La polaridad Virgo – Piscis de esta Lunación facilita la integración de ciencia y espiritualidad, de lógica y fe, de pragmatismo y sensibilidad e inspiración.

Queda de nosotros como individuos y como especie aprovechar esta dinámica energética para avanzar en ambos sentidos.

Soñar con los pies en la tierra, crear con sentido común a la par que dejamos volar nuestra imaginación y  nos abrimos a sentir la inspiración que nos nutre puede ser una buena forma de canalizar las energías del eje Virgo – Piscis que ahora se ven activadas por la presencia de las luminarias.

Por su parte, Venus en Escorpio nos estará brindando la oportunidad de explorar el poder y la sombra de lo femenino, del amor, de las relaciones y de la belleza. 

Nos mostrará, entre otras cosas, el poder transformador del amor, la posibilidad de morir y renacer a través de este, de hacer alquimia y autoindagación profunda a través de las relaciones.

De descubrir cuan poderosos podemos llegar a ser si desarrollamos autoestima y la capacidad que tenemos de renovarla cuando está hundida en el espeso fango del dolor, el trauma, las bajas pasiones y las relaciones toxicas, saliendo más sabios, fuertes y empoderados.

Es el mejor momento para utilizar el arte como herramienta terapéutica y de autoconocimiento.

Venus en Escorpio se nos está mostrando también con la belleza de ese volcán en  erupción en La Palma que, aunque tristemente destruye todo a su paso resultando catastrófico para quienes viven en su cercanía, no deja de ser un bello e impresionante espectáculo que nos muestra el poder y la capacidad de transformación de la madre naturaleza.

Y como toda Luna llena, será un momento para conectar con la plenitud de lo femenino para meditar en conexión con su energía maternal, con la mejor disposición, con la entrega y total receptividad que esta Luna pisciana en conjunción a Neptuno propone, que su nocturna luz, poética, mágica y misteriosa nos ayude a transcender lo superfluo y nos muestre su sutil belleza de su amor incondicional, que alivie cualquier pena y nos ayude a trascender el dolor, a aceptar lo que no podemos cambiar y a aplicarnos con fe en aquello que si es posible. Como bien demanda el eje energético de este plenilunio, “a Dios rogando…” (Piscis) “…y con el mazo dando” (Virgo).

Qué la madre Divina nos ampare, bendiga, guíe y dispense su infinita sabiduría y su inconmensurable amor.



Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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