Luna Llena en Leo 2021


La primera Luna llena del 2021 tiene lugar en un signo marcado por la intensidad del elemento fuego en su máxima expresión, y viene a mostrarnos la imperiosa necesidad de sentirnos vivos, de apasionarnos y empoderarnos, así como también de autoexpresarnos, brillando y creando, haciendo uso de nuestros talentos para mostrar la luz que hay en nuestro interior, se trata, como no, de la majestuosa Luna llena en Leo, que tendrá lugar en el grado 9 de este signo.

Una Luna que propone también observar nuestro ego, tal como es expresado a través de nuestra dimensión emocional, tomar consciencia de hasta qué punto estamos condicionados por nuestras emociones, cómo estás buscan dominar e imponerse en nuestras vidas, marcando la pauta de nuestro accionar, pasando, en su intensidad, por encima de la razón, conduciéndonos a comportarnos de forma impulsiva, caprichosa y egoísta y, algunas veces, incluso, impositiva y arrogante.

Las emociones que pueden llegar a movilizarse durante esta lunación se caracterizarán, sobre todo, por su intensidad.

La pasión y los celos pueden comenzar a bullir más de lo habitual en nuestro interior, mostrándonos no sólo nuestros deseos sino también nuestras carencias infantiles, que emergen a la superficie reclamando más atención que nunca.

Es preciso abrazar nuestro niño interior y permitirle jugar, crear y sentir el fuego de la vida, celebrando su divinidad para que ya no tenga que depender de la aprobación externa.

Y es que la necesidad de reconocimiento también estará a flor de piel, no obstante, la presencia del Sol, que es dispositor de esta Luna, por su regencia sobre el signo de Leo, en el impersonal signo de Acuario, será una gran oportunidad para liberamos de esa urgencia egóica o, cuando menos, expresarla en función del beneficio colectivo.

Es un excelente momento, por tanto, para el trabajo interno, basado en la atenta observancia de nuestras emociones, instintos y reacciones, sin juzgamiento, mas sí con el compromiso propio de asumir la responsabilidad de desarticular el ego implícito en estas.

Dicho sea de paso, que la Luna llena que estamos por presenciar se antoja sumamente compleja, de hecho, una de las más complejas y desafiantes que recuerde, marcada por una gran tensión y agitación, representada por la T cuadrada de la que estarán formando parte la Luna, desde el signo de Leo, el Sol, Júpiter y Saturno, desde el signo de Acuario y Marte, Urano y Lilith, como punto focal de la T, en el signo de Tauro.

Una configuración cósmica que promete, entre otras cosas, ruptura de estructuras y patrones caducos, sobre todo aquellos vínculos a lo político y religioso, impulsada por sucesos repentinos e inesperados que irrumpen de forma violenta, así como también, desastres naturales, en especial terremotos, y otro tipo de sucesos de naturaleza violenta e inesperada tales como explosiones, incendios, etc.

Así mismo, podrán acontecer descubrimientos sorprendentes y querrán ver la luz interesantes proyectos que precisarán un esfuerzo económico colectivo o bien una inversión en herramientas tecnológicas para poder iniciarse.

De igual manera, se atestiguarán caídas o subidas repentinas y estrepitosas de la bolsa, e incluso puede llegar a acontecer algún tipo de cibersabotaje a la banca.

En un sentido más personal, es muy posible que experimentemos una crisis de autoestima y/o de valores, que nos lleve a replantearnos muchas cosas.

Por su parte, la presencia de Mercurio en Acuario, aunada a la del resto de planetas que forman parte del actual stellium acuariano, puede dar lugar a sorprendentes revelaciones tanto en la escala personal como en la mundana.

En fin, será un plenilunio sumamente volátil, reactivo, intenso y errático, donde el cambio, los giros de timón y las sorpresas estarán a la orden del día.

Una gran oportunidad y desafío, no obstante, para sacar el máximo provecho a nuestra creatividad y aportar nuestro rayito de luz en grupos de afinidad, en el ámbito de nuestras amistades y redes sociales, así como también en el ámbito académico o profesional.


Todos tenemos algo que ofrendar, nuestro propio regalo o contribución a lo colectivo, donde dejamos de estar centrados en nosotros mismos para convertirnos en cocreadores de una nueva realidad, de un nuevo paradigma, de una nueva visión, más acorde con nuestro actual estado de consciencia.

Se nos está llamando, a través de todas estas tensiones tan disruptivas, a una activación y elevación de la consciencia y, al mismo tiempo, a un arraigo de esta para que pueda establecerse en este plano desde esa nueva frecuencia, para lo cual será importante, entre otras cosas, autoafirmarnos a través de nuevos valores, basados en la libertad, la igualdad y la fraternidad, que han de prevalecer ante el derrumbamiento del sistema y sus intentos desesperados de someter el espíritu humano, que acabará por revelarse, con la naturaleza como aliada, que también vendrá a despertarnos, puede que con violencia sí, porque nos está dando un ultimátum, o cambiamos o perecemos como especie. Y esto no hay que verlo como un castigo, como algunos quieren o querrán hacer ver, sino como la forma que la Madre Tierra tiene de retornar a su equilibrio natural, de purgarse de tanta densidad y de agilizar sus energías internas para poder elevar su frecuencia.

Es pues un llamado al despertar, que será propiciado de tantas maneras que ya no podremos eludirlo.

En este sentido, una de las cosas que se harán patentes será una mayor consciencia de nuestro cuerpo, reconociéndolo como un templo, el cual sirve de morada a esa sabia y poderosa energía de la Vida que somos, y al cual, erróneamente, nos hemos apegado. Aceptar esto para aprender a experimentarlo de manera más consciente, nos llevará a agudizar nuestros sentidos físicos y a activar sentidos más sutiles que nos permitirán una conexión más profunda con todo cuanto nos rodea, que no es más que nuestra propia creación, una proyección de nuestra mente.

Y esa consciencia mayor de nuestro cuerpo, será una consecuencia directa de un despertar de nuestras estructuras internas más profundas, que florecerá en nuestra alma y en nuestra mente.

En este sentido, el inicio de esta lunación o ciclo lunar, con un novilunio sumamente poderoso en el que la Luna y el Sol sembraron su semilla de oscuridad y luz, en perfecta unión, cual yin-yang, en conjunción al planeta Plutón en el signo de Capricornio, comportó la activación de una transformación estructural que ha ido gestándose a lo largo del ciclo para florecer ahora como una exótica y original propuesta de cambio radical, invitándonos a experimentar un salto cuántico, como resultado de la transformación de esas estructuras que van desde algo tan interno, esencial y profundo como el ADN, hasta las estructuras de la sociedad en que vivimos.

Estemos pues atentos y lo más preparados y proactivos posible ante los cambios que se avecinan, ya sea que estos sean conscientemente propiciados por nosotros mismos o que se manifiesten a nuestro alrededor como fruto de aquello que ha venido fraguando nuestro inconsciente, tanto personal como colectivo. Será importante, en este orden de ideas, obrar con sabiduría y practicar el desapego para así facilitarnos el poder integrar sanamente ese salto vibratorio que responde al curso de nuestro proceso evolutivo.

Y, como dicen en mi tierra, a ponerse las alpargatas que lo que viene es joropo, tanto interna como externamente.

Estemos lo más centrados posible, vivamos en el aquí y el ahora, canalicemos el stress con ejercicio moderado y conexión profunda y auténtica con la naturaleza, evitemos riesgos innecesarios que puedan exponernos a accidentes u otro tipo de situaciones violentas, y meditemos para que el rayo divino de la consciencia pueda irrumpir con toda su fuerza y liberarnos del ego, entregándonos como corona de victoria ese potencial creativo que, hasta ahora, se mantuvo en estado latente y que nos permitirá reinventarnos, aprovechar con iniciativa y originalidad nuestros recursos, reafirmarnos en esos valores que quizá alguna vez tuvimos que reprimir por miedo a no encajar y encontrar esa tribu donde podamos ser nosotros mismos y brillar juntos como hacen las estrellas en el cielo, recordando que somos eso, una pequeña chispa de Luz que forma parte de un inmenso fractal en el que somos uno con todo, somos la parte y la totalidad. 

Esa consciencia de la unidad, implícita en la diversidad, será el sello iniciático de estos tiempos.



Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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