Mercurio y Venus en Escorpio, el Mito de Perséfone


Narra el mito que Kore, inocente doncella, hija de Deméter (Ceres), la Magna Mater, Diosa de la agricultura, del ciclo de las cosecha y de la fecundidad, se encontraba admirando unas flores en el campo cuando de pronto, Hades cautivado por su belleza, pureza e inocencia la raptó y la llevó consigo al inframundo, convirtiéndola en su esposa y reina del mundo de las sombras.

Como comprenderéis Kore se sentía como una extraña, atenazada por las sombras de ese mundo tenebroso, allí experimentó la angustia y el dolor y tomó consciencia de todo lo que moraba en la profundidad de su ser y que, por estar distraída con la belleza y los asuntos del mundo exterior, no había podido reconocer, experimentando un proceso iniciático donde tuvo que morir a su antigua identidad y renacer bajo el nombre de Proserpina (Perséfone), como Reina del Inframundo.

Entonces experimentó la profunda belleza y amor que se escondía tras sus miedos, obsesiones, bajas pasiones y sentimientos obscuros, descubrió los celos, la envidia, el deseo de controlarlo todo por miedo a perder aquello que amaba, su inseguridad, sus carencias y cuando los observó y experimentó conscientemente, desde la aceptación y el reconocimiento del enorme potencial que entrañaban estos sentimientos tan profundos, viscerales, destructivos e intensos, pudo darse cuenta de que, ese gran poder que había descubierto en ellos era su propio poder que ella podía rescatar y utilizar para trasformar ese dolor y esos miedos, inseguridades y sentimientos obscuros en fortaleza, creatividad y sabiduría.

Descubrió que cada miedo, que cada duda, que cada inquietud y cada dolor le enseñaba algo sobre sí misma y sobre todo cuanto le rodeaba que no era más que el espejo de todo lo que no había reconocido aceptado y abrazado en sí misma. 

Una vez aprendido esto, aceptó con dignidad su corona y su cetro en el reino de las sombras. No obstante, sentía nostalgia de todo aquello que había dejado en el mundo exterior, de toda la belleza y la nutrición que su madre había creado para el disfrute y nutrición de todos sus hijos. Su madre, que también la extrañaba con locura, había caído en una profunda depresión, un dolor inenarrable, análogo a aquel aquel que su hija estaba experimentando en el reino de las sombras, esto trajo como consecuencia que el frío se cerniera sobre la tierra, que los días se hicieran más cortos y sombríos y que los árboles perdieran su verdor, siendo despojados de sus hojas, teñidas de matices ocres y rojizos. 


Es así que, en un llamado de auxilio a Zeus (Júpiter) padre de Kore y con el intenso deseo de rescatar a su hija, hace que sea enviado un emisario en su busca, este no es más que Hermes (Mercurio), quien emprende su descenso al inframundo para hacer que Kore, ahora Proserpina, retorne con su Madre, al final Hades accede a dejarla oler con la condición de que coma tantas semillas de granada como meses debía oler a pasar en el inframundo, una vez concluyera su visita al reino de la Tierra, donde su madre celebraría su regreso y renacimiento, vistiendo de nuevamente sus trajes de alegre y fresco verdor y obsequiando nuevos frutos a sus hijos. 

Este mito, además de ser una preciosa alegoría del ciclo de las estaciones, así como del ciclo de la cosecha, es una preciosa forma de comprender la dura y compleja experiencia de Venus en Escorpio, tránsito que nos afectará especialmente a las mujeres por tratarse de un arquetipo femenino, no obstante, los hombres también podrár evidenciar su efecto a través de las figuras femeninas de su vida, en todo caso, todos lo viviremos de una u otra forma en el ámbito del autoestima, de nuestros sentimientos y relaciones, especialmente de pareja y/o a través experiencias relacionadas con el arte, la belleza y la búsqueda de la armonía.

Uno podría preguntarse, ¿qué se le perdió a Venus, Diosa del amor, la armonía y la belleza allá abajo?, en las profundidades del oscuro abismo escorpiano de Hades (Plutón).  Y es que Venus también tiene un lado oscuro, el amor también puede lleva a experimentar la intensidad de las pasiones, los miedos más viscerales, la lujuria, los celos, el control, los juegos de poder, la manipulación, las obsesiones, el dolor de la muerte rea o simbólica.

Venus en Escorpio nos expone a esos fantasmas y monstruos que ay en nuestro corazón y también en aquellos que nos rodean que no son más que nuestros espejos para que tomemos consciencia de estos sentimientos y los integremos de forma sana y creativa a la consciencia, al estar retrógrado, nos somete (y creo que no ay mejor palabra tratándose de Escorpio) a una profunda revisión de la sombra que mora en el lado oscuro del corazón, nos hace replantearnos el amor, las relaciones a un nivel muy profundo y a reformar nuestra forma de experimentarlos, al hacernos reflexionar y tomar consciencia de su enorme poder transformador, que nos lleva a evolucionar, salir del estancamiento, vencer la inercia y renacer como un ave fénix más fuertes y sabios.

La/s crisis que experimentemos durante este tránsito nos conducirá/n a profundizar para redescubrir el poder del amor que mora dentro de nosotros, así como la belleza y la fragilidad camuflada en nuestros sentimientos más intensos y oscuros, a restaurar desde adentro la armonía que creíamos perdida y rescatar los tesoros que teníamos ocultos y que son un precioso regalo que podemos aportar a otros.

Venus en Escorpio nos habla de esa belleza del loto, nacida del fango, una flor que hace referencia a la iluminación.  Sólo quien toma conciencia de su sombra, la reconoce y la abraza puede ser íntegro y florecer en la luz, iluminándose.


Y, cumpliéndose el mito, Hermes (Mercurio) visita a Venus en el mundo de la sombra, en su plan de rescate, que en este caso consiste en ayudar a Venus a explorar sus sentimientos más profundos y el poder y potencial creativo que ellos entrañan a través del mercurial dominio de la mente, mostrándonos en Escorpio todo el poder transformador que esta contiene y que puede ser experimentado a través de la autoindagación. 

Este proceso conlleva, no obstante, una muerte simbólica a nivel mental, un ejercicio interno de observar la sombra que se nos muestra a través de la mente por medio de nuestros pensamientos, así como aquella manifestada en los procesos comunicativos que de ellos derivan y del silencio que nos facilita su observación y reconocimiento.

Esta conjunción es una excelente oportunidad para profundizar en la comunicación con la pareja, abriendo nuestro corazón y trabajando juntos sobre la sombra de la relación redescubriendo todo su potencial y aunando los tesoros de crecimiento y evolución que cada uno puede aportar al otro, apoyándonos en nuestros respectivos procesos que, si bien son responsabilidad de cada uno y requerirán el trabajo interno propio de cada cual, son también parte del compromiso que representa una relación íntegra, estar allí no sólo en las buenas, sino también y, especialmente, en las malas y reconocer también, en el proceso del otro, la enseñanza que hay para mí.

Es pues un tiempo de trabajo interior aunando mente y corazón y, aunque Mercurio ya comienza a alejarse de Venus, ambos continuarán su intenso trabajo de alquimia en este enigmático signo, para seguirnos transformando y empoderando.  

Mis recomendaciones para este tránsito: 

Autoindágate, observa atentamente tu mente y tu corazón, no juzgues lo que descubras, utilízalo para construirte desde una perspectiva más madura, para crecer hacia adentro y generar raíces más fuertes y sabias que te permitan crecer también más fuerte y sabio afuera.


Acepta que tu pareja es humana, que tiene miedos, obsesiones y falsas creencias que le atenazan, al igual que tú también las tienes, apoyaos mutuamente en esa alquimia que cada uno tiene la responsabilidad de realizar por sí mismo, acompáñale/acompañáos con amor, con palabras sabias, cuando estas sean precisas, con comprensión profunda, compartiendo y aunando fortaleza interior, con un profundo respeto por el proceso de cada uno y con el silencio amoroso y sanador de un tántrico abrazo.  La sexualidad y la experimentación  de un compromiso más profundo en la pareja también serán temas a revisar y trabahar juntos.

Es posible que vuelva algún amor del pasado o que el destino trame algún reencuentro, algo muy típico de Venus retrógrado, en este caso, al estar en Escorpio,  este puede resultar una experiencia renovadora y apasionante, o bien, por el contrario, dolorosa y desmoralizante, sea cual sea el caso, el trabajo a realizar al respecto será revisar la sombra de esa relación y lo que nos enseñó y darnos cuenta, en función de como se ha vivenciado ese reencuentro, si es posible que renazca la relación de alguna forma o si es algo que está muerto y que reaparece para que tomemos plena conciencia de ello y cerremos definitivamente el ciclo con ese pasado que ya nada nuevo tiene que aportarnos más que el crecimiento y la maduración que nos dejó, que no es poco.  No arriesgar lo presente por un pasado que ya nada nos guarda, sería un acto de coherencia y evidencia de madurez y sabiduría en lo que a relaciones se refiere y te evitará revivir un sufrimiento que ya tendría que estar superado.

Descubre el poder transformador, la fuerza y sabiduría de lo femenino, del amor, la belleza, el arte, así como de tus pensamientos, creencias e ideas, reconociendo aquellos sentimientos y pensamientos que sólo te generan temor, ansiedad y resquemor, descubre lo que se oculta tras ellos, su raíz y trabaja en su aceptación, integración, desprogramación de creencias negativas que los fundamentan y su transmutación.

Comunica con sabiduría y amor aquello que está en lo profundo de tu ser, hazlo con respeto y conciencia, recuerda que las palabras pueden construir y transformar creativamente o destruir y, cuando sea preciso, calla aquello que otros no están preparados para comprender o que sólo puede ser experimentado a un nivel trascendente, el silencio es el mejor maestro porque todo lo contiene y nada escapa a él.

Escribe, es una excelente terapia.

Sonríe y abraza al que sufre, si eres tú mismo, sonríete y abrázate, ámate profundamente, con toda la fuerza de tu corazón, trabaja en tu autoestima, fortalécela desde la raíz y canta, canta como si no hubiera un mañana, que el cantar las penas espanta porque el canto tiene un poder transformador y sanador. 

Acepta y abraza el dolor, tiene algo que enseñarte y oculta tesoros que, si lo observas con consciencia, te revelará 

Y, finalmente, redescubre la voluntad, la fuerza, el poder que habita en tu corazón y acepta y utiliza sabiamente el poder de tu mente de transformarte, transformar tu realidad, tus relaciones, entonces serás capaz de transformar tu sombra en luz. 



Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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