Luna Llena en Piscis 2018


Pronto la Luna nos obsequiará su plenitud en el oceánico signo de Piscis para hacer florecer nuestros sueños e imaginación, para tocar nuestra fibra sensible a través de la música, la danza, la fotografía, la poesía o cualquier otra forma de arte inspirado y para mostrarnos el lado doloroso de la vida, el sacrificio y el sufrimiento, los engaños, la traición, el abandono, así como también la renuncia, el perdón, el amor incondicional y la sanación.

No obstante, la propuesta más importante de esta Luna es, sin duda, su invitación a trascender esta existencia ilusoria a través de la meditación, a establecer una comunión del alma con la fuente infinita de la que toda creación procede y que constituye nuestra verdadera naturaleza, espiritual y eterna.

La Luna, al representar el arquetipo materno celeste, nos muestra, en el signo de Piscis, a la Madre Cósmica, a la fuente divina que nos gestó y nos sigue gestando en este ciclo de existencia ilusoria, para que experimentemos la magia creadora, Maya, la ilusión, como un sueño, donde exploramos todo nuestro potencial creador, todo el encanto y desencanto de esta fantasiosa existencia que nos seduce como un sueño, haciéndonos creer que es real y que estamos separados de esa fuente primordial.

Lo cierto es que esto no es más que una percepción errónea, nunca hemos estados separados de ella, es más, somos esa misma fuente que, para conocerse a sí misma se expresó a través de múltiples formas de manifestación, que son, en esencia, lo mismo, vacuidad.

Cuando realizamos esto, desparece toda angustia, todo miedo, toda sensación de separación y de abandono, toda ansia de retorno al Paraíso, porque descubrimos que somos ese Paraíso, ese gozo eterno, esa magia capaz de engendrarlo todo y diluirlo todo, esa plenitud llamada vacío.

En un sentido más mundano, Piscis nos puede llevar a la evasión a través de los vicios, de sustancias adictivas, de paraísos artificiales, constituyéndose en un escape o alivio temporal de la muchas veces dura “realidad”, que al final cobran su cuota de daño al cuerpo, la mente y las emociones, en un intento de retornar a esa fuente de plenitud, gozo y amor incondicional, en este caso, por vías erróneas y perjudiciales.


Tomar consciencia de las formas insanas en que nos evadimos es una de las oportunidades que nos ofrece esta Luna.


La comida misma, cuando más allá de ser un alimento que nutre se convierte en una adicción, la televisión, etc., pueden ser formas de evasión que nos perjudican en algún sentido.

Es importante, en este sentido, saber distinguir entre aquello que nos reconecta realmente con la fuente creadora que somos en esencia y lo que, en un intento de experimentarla, no hace más que alejarnos más.

Con Piscis también sale a colación el tema de la fe, de la entrega, de la renuncia, cuando esta energía es experimentada de forma errónea o en baja frecuencia, la fe puede convertirse en fanatismo, en un deseo desesperado de salvación, donde incluso la más sincera intención de comunión divina puede que verse distorsionada por el ego espiritualizado y llevarnos a la subyugación y la alienación que no a la trascendencia.

Otro tema importante a trabajar con la Luna en Piscis es la dualidad víctima – victimario, desidentificarse de estos roles y evitar caer en ellos es importante si no queremos vibrar en los niveles más densos de la energía pisciana.

Si quisiéramos definir como estaremos interiormente con la Luna en Piscis, esto puede dar un abanico amplio de posibilidades de acuerdo a nuestro estado de conciencia y a los procesos que a nivel personal e, incluso, colectivo, estemos experimentando.

Puede ser que algún acontecimiento personal, familiar, o colectivo haga aflorar nuestra la cualidad pisciana de la compasión en nuestro interior y reaccionemos en consecuencia con ese espíritu de ayuda al necesitado y esa capacidad resolutiva que nace de la generosidad práctica y el deseo de sentirse útil que propone el Sol en el Virgo.


En todo caso, la sensibilidad estará a flor de piel, pudiendo aflorar sentimientos y emociones muy diversos, tales como tristeza, miedo, pérdida, abandono, confusión, duda, compasión, amor incondicional, dulzura, ensueño, éxtasis, comunión.



Es posible que nos sintamos más bohemios o hippies que de costumbre, así como también más imaginativos y soñadores.

La Luna nos habla también de nuestras necesidades más acuciantes y, cuando tiene su florece su energía en este signo, nos sentiremos llamados a soñar, a imaginar, a renunciar o entregarnos a algo, a creer, a encontrarnos en el arte y/o la espiritualidad o a perdernos en alguna forma de evasión.

Si no estamos atentos, seremos más propensos a engaños y es posible que experimentemos alguna decepción o desilusión.

Y será la energía del Sol en Virgo, que ilumina a esta Luna, la que nos permita tener la objetividad y el discernimiento para darnos cuenta de cualquier engaño o falsedad.

La energía lunar hace referencia, entre otras cosas, a la madre, la casa, el hogar y la familia, así que es muy probable que experimentemos, a través de estos los efluvios de la enigmática energía pisciana.

En un sentido positivo puede que sintamos mayor conexión espiritual con nuestra madre y/o familia, que disfrutemos de una buena sesión de cine o de algún concierto en familia, o de algún paseo a la playa.

No obstante, también cabe la posibilidad de que se suscite alguna situación en el entorno familiar donde veamos el lado menos agradable de Piscis, el dolor, la pérdida, la enfermedad, la pobreza, la adicción, la dependencia, el caos, la desidia, la depresión, el abandono, la falsedad, la mentira, la desilusión, la traición, la manipulación.

Puede incluso que salga a relucir algún secreto familiar o algún tema que requiera ser sanado a través de una profunda comprensión, perdón y amor incondicional.

Con la lunación pisciana también pueden moverse asuntos relacionados con nuestra familia sangha o familia espiritual o con algún lugar donde fluyan la espiritualidad y/o el arte.

Piscis también representa la psique y la esfera del inconsciente colectivo, así que la intuición, sensibilidad psíquica y los sueños pueden intensificarse, especialmente en aquellas personas que son altamente sensibles.

Es de resaltar la cometa cósmica de la que estará formando parte la oposición solilunar en el eje Virgo – Piscis y el gran trígono de Tierra entre Urano en Tauro, el Sol en Virgo y Saturno en Capricornio, completado por el gran trígono menor entre Saturno, Urano y la Luna.

Es, sin duda, una figura que abre la posibilidad de plasmar algún sueño muy íntimo en el plano material, de dejar volar nuestra imaginación y de sentirnos plenos de fe para impulsar el propósito de prosperar y concretar aquello que estamos necesitando en algún ámbito de nuestra vida.

La inspiración, la practicidad, la disciplina y la originalidad pueden aliarse, para demostrarnos que, si soñamos con los pies en la tierra y tenemos fe en nuestro interior para confiar en el poder productivo de nuestros talentos y habilidades y obrar en consecuencia, la suerte nos acompañará y la magia será posible, como si de una bendición divina se tratase, que sustentará nuestra intención de cambio y maduración, coadyuvando a que nuestro propósito fluya y se manifieste.

Meditemos pues en esta Luna, en comunión con la fuente, gocemos de su dulce e incondicional amor que trasciende todo engaño e ilusión de esta existencia condicionada, tomando consciencia de que ese vacío tan pleno es nuestra verdadera naturaleza y agradezcamos las bendiciones que sostienen nuestro propósito evolutivo en este plano, sabiendo que es parte de ese juego creativo que vinimos a experimentar como conciencia creadora que somos.


Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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