La Templanza


No estamos solos en el camino de la vida, formamos parte de una familia cósmica, de una red de almas... Esos amigos que nos asisten en los momentos de mayor necesidad, esos aparentes desconocidos que se cruzan en nuestro camino para obsequiarnos su presencia luminosa y alguna pista más, alguna guía, palabra, abrazo, nos recuerdan que la humanidad es una gran familia de seres que empiezan a abrir sus alas y a desplegar su potencial sanador... Toda vez que aprendemos a armonizar nuestras energías, estamos mejor dispuestos para ayudar a otros... Ello requiere de templanza.

La templanza es ese sabio equilibrio que se manifiesta en salud, armonía, paz, serenidad, presencia.


Ella desarrolla la paciencia, a través de la observancia y reajuste de nuestro plano emocional, permitiéndonos afrontar la vida con estoicismo y sabiduría, desdramatizando y aprendiendo a observarla desde una perspectiva más elevada que nos permita superar los obstáculos con mayor facilidad, haciendo fluir el agua, que representa nuestras emociones, con sencillez y naturalidad, manejándolas de forma impecable, para no desbordarlas, no en la actitud de quien se reprime a sí mismo, sino en la responsabilidad de hacerse cargo de ellas, de ser consciente de lo que nos producen, experimentarlas y vaciarlas para irlas filtrando, depurando y sutilizando...

Templanza es también saber discernir lo trascendente de lo intrascendente, lo esencial de lo superfluo, es austeridad interior, que nos permite transitar más serenos por la vida.

Representa el equilibrio entre lo material y lo espiritual, entre el tiempo propio y el compartido, entre la diversión y el trabajo, la actividad y el descanso, es la vida experimentada a través del gozo de la armonía.


Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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