Especial Conjunción Júpiter Saturno en Acuario


Comienza un nuevo ciclo cósmico marcado por el encuentro de dos planetas que unen sus dispares energías en una perfecta sinergia de fuerzas que se acoplan para propiciar cambios importantes en el destino de la humanidad, que se irán desarrollando a lo largo de los próximos 20 años. Se trata de la conjunción Júpiter-Saturno.

Estos dos planetas son conocidos como cronocátores porque señalan el tiempo de acontecimientos importantes a nivel social.

Su ciclo de 20 años, al que los antiguos mayas denominaban Katún, es de suma importancia en sentido mundano, ya que, como el giro en el timón de un barco, marcan un nuevo rumbo para la humanidad.

Y este nuevo ciclo en concreto tiene una especial trascendencia ya que, después de 200 años de ciclos de Júpiter Saturno acontecidos en signos de tierra, a excepción de los  acaecidos en 1821 en el fogoso signo de Aries y en 1980 en el aéreo signo de Libra, sucedido por otro ciclo de tierra que tuvo lugar en el año 2000 en el signo de Tauro, asistimos a un cambio de elemento, pasando del elemento tierra al elemento aire, donde tiene lugar la actual conjunción y donde sucederán las que vendrán de aquí a 200 años. La de este año tiene su escenario, concretamente, en el cambiante, sorpresivo, inventivo, errático y revolucionario signo de Acuario.

Por si fuera poco, se trata de la más exacta acontecida desde hace siglos entre estos dos planetas, ya que, en esta oportunidad, se han alineado no sólo en cuanto a longitud sino también en cuanto a latitud, lo cual no sucedía desde 1623.

Otro dato interesante es que una de las teorías respecto a la estrella de Belén, esa que los tres reyes magos, que eran astrólogos, usaron como referencia para poder encontrar al recién nacido Cristo de la era pisciana, es que se trató de la conjunción Júpiter-Saturno que tuvo lugar en el signo de Piscis, entre el 6 y el 7 a.C. Sí, Cristo habría nacido entonces unos años antes de lo que se daba por hecho.

Para analizar esta conjunción es importante comprender la esencia energética de estos dos planetas.

En este sentido, Júpiter, el gigante del sistema solar, representa el principio expansivo, que busca abarcar todo cuanto le es posible, que nos incita a ir más allá de lo conocido, tanto a nivel físico como mental, ya sea a través de los viajes, la filosofía, la política, la religión, el estudio, etc.

Nos invita a aventurarnos, a reconocer en aquello lejano o diferente algo de nosotros mismos. Es por ello que este es el planeta de la cultura, el que nos acerca a lugares distantes, a otros pueblos y costumbres distintas de las nuestras, y nos motiva a aprender y aprehender, con la finalidad de expandir nuestra consciencia.

Y lo que impulsa a esta energía a expandirse es la búsqueda del sentido superior de nuestra existencia. La energía de Júpiter nos conduce a hacernos preguntas tales como “quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy”.

Es un planeta que nos invita a elaborar abstracciones que expliquen aquello que escapa a la instancia más racional de nuestra mente.

Allí donde no todo está dado por sentado interviene esta energía para formular teorías acerca del mundo que nos rodea, de nuestra existencia y de nosotros mismos.

Nos lleva entonces a erigir una cosmovisión, a gestar creencias a las que aferrarnos ante las incertidumbres de la vida, sembrando en nosotros la fe.

Estas creencias, no obstante, muchas veces pueden acabar limitándonos, encerrándonos en ciertos dogmas, en puntos de vista muy particulares, en condicionamientos morales, etc., sesgando así nuestra visión.

Podríamos entonces preguntarnos: ¿Cómo es posible que esa energía expansiva que ansía abarcarlo todo puede llegar a coartarnos así?

La explicación la encontramos en el hecho de que la órbita de Júpiter se encuentra seguida por la de Saturno que, al ser último planeta observable a simple vista desde la Tierra, representa una especie de frontera entre lo visible y lo invisible, entre lo conocido y lo desconocido, entre lo físico y lo espiritual.

Por ello, la energía de Júpiter nos permite expandirnos e ir más allá sólo hasta cierto punto, ya que esa expansión se ve, en cierta forma, restringida por la energía limitante de Saturno.

Este representa, por su parte, el principio de contracción, las limitaciones, las normas, la disciplina, el rigor, así como también, el orden, el tiempo, la forma, las estructuras. De igual manera, este planeta, no en vano llamado el Señor del Karma, hace referencia a las exigencias y dificultades de la vida, a las pruebas y retos, esos que nos hacen madurar.

Nos habla también de los miedos racionales, así como de nuestras frustraciones, bloqueos y condicionamientos, aquellos que nos estancan impidiéndonos ir más allá de lo establecido.

Ahora bien, ¿qué puede representar para la humanidad el nuevo ciclo de 20 años que ha inaugurado la conjunción de estos dos planetas, tan diferentes entre sí, en el signo de Acuario?

Y para poder contestar a esta pregunta hay que recordar que una conjunción es, en esencia, una confluencia de energías que van a actuar la una sobre la otra y que, a su vez, unirán sus fuerzas en una especie de sinergia que baila al son del signo donde acontece. Este, por su parte, vendría a ser como la música que danzan, o bien, el telón de fondo donde actúan, los planetas, matizando así su significado, así como también el significado de la resultante de la unión de sus fuerzas por medio de la conjunción.

Dicho esto, paso a interpretar lo que este nuevo ciclo Júpiter-Saturno puede implicar para nuestro mundo y para la humanidad que lo ha cocreado.

 

Un cambio de paradigma

Esta será sin duda la esencia de lo que representará este nuevo ciclo, una ruptura de paradigmas morales, filosóficos, políticos, religiosos, culturales e, incluso, científicos.

Mucho de lo que se daba por hecho será cuestionado, lo que nos llevará a experimentar una revolución en todos los ámbitos, que representará, entre otras cosas, el quiebre de muchas estructuras que, por su anquilosamiento e incongruencia, ya no se sostienen.

Asistiremos al parto de una sociedad que pasa de un viejo modelo en el que los recursos, el dinero, y las posesiones en general tenían una gran importancia, donde el culto a lo físico, a lo material, al cuerpo, al trabajo, la productividad y el goce de los sentidos físicos era lo que predominaba, a una basada en el culto al saber, a las ideas, a la dimensión intelectual y social como eje motor de su dinámica evolutiva.

 

Colapso del Sistema

Cual rayo que impacta sobre la torre, imagen arquetípica del Tarot, el sistema, por demás caduco, de la sociedad actual, sentirá el impacto de los nuevos tiempos, siendo derrumbado, no sin el consecuente caos que eso conlleva.

No obstante, esta crisis sembrará los cimientos de un nuevo modelo social, político, económico y cultural que verá germinar a una nueva humanidad.

En principio, las élites intentarán implantar un nuevo orden mundial, no olvidemos que para el momento de la conjunción exacta de Júpiter y Saturno en Acuario que tuvo lugar en el grado 0 de este signo, Plutón también se encontraba en conjunción a estos desde los últimos grados del signo de Capricornio y en cuadratura partil con Marte en Aries, indicando las luchas de poder por el control de la humanidad, ante la coyuntura que atraviesa esta atraviesa, que se suscitan actualmente y que forman parte de la impronta de este ciclo. 

Sin embargo, este está intento desesperado de ejercer un control total a nivel global está destinado a fracasar ante la errática, indomable e impredecible energía acuariana, la cual está sumamente vinculada a lo colectivo y a las fuerzas de la naturaleza, que son precisamente los factores que tendrán la última palabra y sabotearán los planes de quienes se niegan a soltar el poder que, desde la sombra, ha manejado los hilos del mundo que conocemos.

Un nuevo mundo pues surgirá al unísono de una nueva humanidad que estará siendo llamada a despertar, tal como lo refleja arquetípicamente el arcano 20 del Tarot, El Juicio, y lo hará bajo la atónita mirada de aquellos que prefieren continuar dormidos y, tercamente, se resisten al cambio.

Pero ese rayo cósmico nos impactará a todos, la diferencia radicará en cómo cada uno integrará el cambio en su vida y qué posicionamiento tomará en este tiempo decisivo para la humanidad.

Sea como sea, el caos a nivel institucional se hará notar, al mismo tiempo que se habrán ido implementando nuevas normas en un intento desesperado de mantener controlada a la población, limitando libertades y derechos fundamentales, tales como la libertad de expresión y el derecho a reunión, tanto que sentiremos estar viviendo una distopía y, mientras algunos se adhieren a las normas en aras del “bien común”, otros reaccionarán con rebeldía, cuestionando al sistema y desafiando sus restricciones.

En este orden de ideas, las protestas globales se harán sentir, como medio para reclamar los derechos y libertades de la población.

Es importante recordar también que, entre 2023 y 2024, se producirá la entrada de Plutón en Acuario, que traerá impactantes y profundas transformaciones, sobre todo a nivel colectivo y que representará, entre otras cosas, el uso de la tecnología como medio de control.

 

De la expansión contenida a las fronteras rotas

Cuando dos planetas tan diferentes se unen pueden tener efectos ambivalentes, y esto lo podremos notar, por ejemplo, en lo referente a los movimientos humanos alrededor del planeta.

Por un lado, continuarán, al menos por un tiempo, las restricciones en cuanto a los viajes y al turismo, que han representado la quiebra de empresas turísticas y de aviación, mientras que, por otra parte, se producirán migraciones sumamente caóticas e imparables que intentarán ser controladas pero que finalmente acabarán abriéndose paso y los estados terminarán por acoger, implementando políticas humanitarias.

Desafortunadamente, en algunos casos, estas serán aprovechadas como caballo de Troya para introducir elementos disruptivos que generen caos y zozobra, cosa que conviene a las élites para justificar el control de la población y para mantenerla distraída y alienada.

Con el tiempo es muy posible que las fronteras comiencen a derrumbarse, que caigan los muros que separar a unos y otros y el mundo sea un lugar todavía más globalizado, esto implicará cosas como un mayor intercambio e integración cultural y el repunte del poliglotismo.

Los viajes pueden llegar a convertirse en algo caótico, donde los planes no saldrán como lo teníamos planeado debido a los numerosos cambios que el mundo estará experimentando.

Predominará, en todo caso, el turismo a sitios raros, exóticos e inexplorados. Los viajes al espacio serán cada vez más frecuentes e incluso, gradualmente, abiertos al público en general.

Será además un tiempo de grandes descubrimientos en los viajes expedicionarios, pudiendo llegar a encontrar, por ejemplo, estructuras que habían permanecido ocultas hasta ahora y que serán reveladas gracias a cambios en la naturaleza o por medios tecnológicos.

 

Cambios en la educación

La educación será otra de las esferas que se verán alteradas por este nuevo ciclo de Júpiter-Saturno, que tiene lugar en el signo de Acuario.

Ello se verá reflejado en el surgimiento de nuevos modelos educativos que reemplazarán a los ya caducos, y que tenderán a fomentar una educación más libre, moderna y multidisciplinaria.

La educación online será cada vez más habitual y se impulsarán especialmente estudios relacionados con la física cuántica, con formas de energía, con las nuevas tecnologías, Informática, redes, así como también con la astronomía y el espacio.

De igual manera, carreras humanísticas, tales como sociología y antropología, también tendrán un papel preponderante.

Así mismo, asistiremos al surgimiento de nuevas y sorprendentes carreras universitarias y a la cada vez mayor inclusión de materias consideradas alternativas, como puede ser la sanación holística, en el ámbito universitario. Y, esperando no equivocarme, me atrevo a aventurar que la Astrología recobrará su puesto en las universidades, de donde nunca debió salir.

 

Cambios a nivel cultural, político, filosófico y religioso

El nuevo mundo que está naciendo tendrá su eje estructural fundamentado en la cultura de las redes y en el predominio de lo colectivo sobre lo individual.

Cada vez será más importante formar parte de un grupo de afinidad, donde puedan llegar a interactuar personas muy heterogéneas unidas por un mismo fin, un mismo ideal, una misma filosofía de vida, etc.

El colectivismo y la interdependencia serán cada vez mayores y tendrán cada vez más peso en la sociedad.

Más que nunca las redes sociales serán el medio a través del cual la cultura podrá promoverse y llegar a todo el mundo.

En el ámbito político nos dirigirnos hacia el advenimiento de gobiernos cada vez más heterogéneos que representarán los múltiples factores y visiones de la sociedad, organizados de forma más bien horizontal.

Por otra parte, las revoluciones y reformas se harán sentir como forma de depurar las estructuras y las políticas caducas.

A nivel filosófico, este ciclo se perfila sumamente creativo, las ideas y el saber fluirán renovados, efervescentes, vibrantes, cual ondas etéreas que estarán disponibles para aquellas mentes receptivas a sus efluvios, que se convertirán en cocreadoras de una nueva visión. En cierta forma, podría decirse que experimentaremos una especie de despertar filosófico.

El humanismo cobrará una gran importancia en estos tiempos, los consabidos valores acuarianos, libertad, igualdad, fraternidad, van a calar cada vez más hondo en la sociedad, no obstante, la energía tecnicista de Acuario, puede conducir de forma cada vez más notable al desarrollo del transhumanismo.

Por su parte, el ecologismo tendrá cada vez mayor protagonismo en nuestra filosofía de vida.

En el ámbito religioso, asistiremos al derrumbamiento de las estructuras que sostienen a las religiones tradicionales, a las cuales no les quedará más remedio que renovarse o morir.

Es muy probable que surjan nuevos sistemas de creencias sustentados en el espíritu de los nuevos tiempos.

En este orden de ideas, es plausible que acabe predominando el sincretismo religioso, incluso, una especie de sincretismo entre ciencia, religión, arte, donde se fundan los principios morales con el saber y la creatividad.

Sin embargo, puede ocurrir también que el culto a la tecnología acabe sustituyendo en algunas personas la fe en lo divino. Al igual que en los últimos tiempos muchos adoraron al dinero y lo material por encima de cualquier cosa, ahora la devoción a lo tecnológico vendrá a ser el credo con el que muchos buscarán llenar su vacío existencial.

En otro orden de ideas, habrá que estar especialmente atentos, en los tiempos actuales a las tensiones y conflictos políticos, religiosos, educativos, culturales e institucionales que detonará la cuadratura entre Marte (primeramente desde los últimos grados del signo de Aries y luego desde los primeros grados de Tauro) y Júpiter y Saturno en Acuario. 

Pueden llegar a acontecer, por ejemplo, ataques contra la libertad ideológica de algunos grupos políticos o religiosos, contra grupos étnicos, así como también hacia instituciones, edificaciones y/o autoridades políticas y/o religiosas.

Acerca de esto, tuve recientemente un sueño donde veía caer derrumbado el reloj de una catedral, lo cual me resonó mucho con el simbolismo de esta conjunción, incluido el hecho de que Saturno representa, entre otras cosas, al tiempo y, por lo tanto, rige a los relojes. Espero que este no sea uno de esos sueños premonitorios como los que solía tener en mi juventud.

 

Adelantos científicos y tecnológicos

Este nuevo ciclo nos sorprenderá con extraordinarios avances tecnológicos, así como con grandes descubrimientos científicos que expandirán las fronteras del saber.

Disciplinas como la física, la astronomía, la genética, la robótica la inteligencia artificial, la ingeniería aeronáutica y la aeroespacial, alcanzarán una gran evolución. Es muy probable que no tardemos mucho en ver plasmadas en la realidad algunas de esas cosas asombrosas que hasta ahora sólo eran una fantasía de la ciencia ficción, tales como coches voladores y vuelos comerciales al espacio.

También asistiremos al descubrimiento de formas de energía y estados de la materia hasta ahora desconocidos.

La conjunción de Júpiter y Saturno en Acuario promete, así mismo, sorprendentes descubrimientos respecto al espacio, el tiempo y la materia.

En este sentido, tendrán lugar experimentos relativos a la ruptura del continuo espacio tiempo, y otros avances y descubrimientos en materia de física cuántica, incluida la manera de realizar viajes en el tiempo, así como también viajes interdimensionales.

No menos interesantes serán los adelantos en medicina y en genética, que incluirán sorprendentes descubrimientos sobre el ADN y avances en materia de rejuvenecimiento y longevidad.

Y, por si fuera poco, es muy factible que presenciemos el, tan anhelado por muchos y tal vez temido por otros, contacto con seres de otros planetas y dimensiones.

Y no es que no estuvieran ya entre nosotros, es simplemente que esto comenzará a hacerse más evidente y cercano.

 

El espíritu de los nuevos tiempos

No cabe duda de que esta conjunción nos llevará a experimentar una forma de vivir, socializarnos y percibir la realidad muy diferente a la que estábamos acostumbrados.

Muchas cosas cambiarán, entre ellas nuestro manejo de los recursos y el dinero, al encontrarse Urano, uno de los dispositores de la conjunción Júpiter-Saturno, por su regencia moderna sobre el signo de Acuario, en el terrenal signo de Tauro.

La tecnología estará cada vez más involucrada en la forma en que producimos y manejamos en dinero (cada vez más virtual) y los recursos.

Por otra parte, la sabiduría, el conocimiento, la ciencia y la tecnología adquirirán cada vez más valor, por encima de los recursos materiales, que aprenderemos a relativizar y a darles un nuevo valor, más impermanente.

Urano en Tauro, además, se encuentra   actualmente en cuadratura con la conjunción Júpiter-Saturno en Acuario, lo que traerá como consecuencia, entre otras cosas, una nueva crisis económica y financiera de escala global, con todo lo que ello implica.

Tales emplazamientos y aspectos planetarios también dejarán notar su influencia en la naturaleza, ya que el cambio climático se hará notar con mayor intensidad, especialmente a través de fuertes heladas, tormentas, huracanes, inundaciones y terremotos.


Carta de la Conjunción Júpiter-Saturno calculada para Madrid 


También es de resaltar el papel protagónico de la mujer en los nuevos tiempos, ya que Lilith en conjunción a Urano retrógrado marca un resurgir contundente de lo Sagrado femenino, y lo hará desde la rebeldía, mal canalizada, no obstante, a través de un movimiento feminista cada vez más radicalizado, financiado por factores políticos que sólo buscan su propio beneficio.

Es importante recordar, en este sentido, que la búsqueda de la verdadera equidad entre lo masculino y femenino sólo puede ser lograda desde el amor incondicional, el respeto y la dignidad, por encima de cualquier revanchismo, y esto tiene que comenzar por el reconocimiento e integración interior de nuestra dualidad, de nuestro femenino y masculino internos.

En otro orden de ideas, es importante recordar que Acuario es un signo amigable, gregario e interdependiente pero a la vez distante e independiente, por ello no será raro que el distanciamiento social se convierta en norma hecha costumbre más allá de la actual coyuntura, quizá por la huella que esta dejará no sólo a nivel consciente sino también en el inconsciente colectivo, marcando a las futuras generaciones.

Así mismo, la ruptura de paradigmas y los numerosos sucesos repentinos y sorprendentes que experimentaremos como sociedad, marcarán rotundamente nuestra visión filosófica general, situándonos en una perspectiva en la que el sentido de la existencia estará basado, sobre todo, en el cambio, “la vida es cambio” será la premisa, y experimentar el aquí y el ahora pasará a ser lo más importante, así como prepararse para el futuro, aprender a intuirlo y ser precavidos ante los retos que este puede presentarnos.

Nuestra percepción del tiempo y el espacio puede verse en alguna manera alterada por el frenético ritmo de vida que este nuevo ciclo comporta y por los numerosos cambios que presenciaremos.

Igualmente, tomaremos mayor consciencia de la fractalidad de la vida, así como también de las sincronicidades.

Asistiremos a un tiempo de grandes revelaciones y tendremos una mayor apertura en lo referente a ciertas creencias que una vez pudieron ser consideradas raras o extravagantes, ya que progresivamente veremos plasmadas en la realidad cosas que, durante mucho tiempo y hasta hace poco, estuvieron limitadas al terreno de las conjeturas científicas y de nuestra imaginación creadora. Nos sentiremos cada vez más atraídos por lo cuántico, la multidimensionalidad, las realidades alternativas, los universos paralelos, los seres de otros mundos, etc.

Pero lo más importante a tener en consideración es que, tanto a nivel personal como colectivo, se nos estará invitando, con mayor insistencia, a despertar, a tomar plena consciencia de nosotros mismos, no sólo como individuos sino especialmente como parte de algo mayor, es decir, como humanidad, a comprender el sentido superior del ser humano, a explorar y experimentar todas sus potencialidades hasta ahora dormidas, a asumir el Ser divino que somos más allá de toda apariencia y que está encarnando esta experiencia humana, a integrar la unidad de este dentro de su multiplicidad, a reconocer en el otro otra expresión de mí mismo, a trascender la ignorancia y el apego, a ser realmente libres, más allá de esa falsa idea de libertad de aquellos que creen que la libertad es simplemente hacer lo que viene en gana, en virtud de nuestros deseos e impulsos instintivos, quedando atrapados en la paradoja de ser prisioneros de estos.

La verdadera libertad pasa por trascender esa parte irracional y básicamente instintiva que pertenece a nuestro cerebro reptiliano, y actuar guiados por la sabiduría de la consciencia, lo cual sólo será posible en la medida en que despertemos y asumamos un sentido de responsabilidad y madurez respecto a nuestra experiencia humana.




Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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