Eclipse Solar total en Sagitario

Se abre un nuevo ciclo Lunar, un novilunio sellado por un acontecimiento celeste de esos que impactan poderosamente trayendo cambios tanto a nivel personal como colectivo, se trata de un eclipse solar que, en esta oportunidad, acontecerá en el signo de Sagitario en conjunción al Nodo Sur de la Luna.

Este afectará especialmente a aquellas personas que tengan algún planeta o punto importante de la carta, como puede ser, por ejemplo, el Ascendente, el Medio Cielo, algún parte arábigo, etc., en el grado 23 del signo de Sagitario, que es donde tendrá lugar el eclipse, así como también en el grado 23 del opuesto signo de géminis, pero también puede hacer notar su influencia sobre planetas de nuestra carta ubicados en el grado 23 de algún otro signo del zodíaco. El orbe a considerar es de no más de 5 grados para la conjunción y oposición, y menor para el resto de aspectos.

Un eclipse de Sol representa, fundamentalmente, un oscurecimiento del principio activo, masculino, por excelencia, el Sol, por parte del principio femenino, pasivo, receptivo, por excelencia, que es la Luna, lo cual sólo puede producirse durante un novilunio o fase nueva de la Luna, que es el momento en que ambos astros hacen conjunción, por tanto, el eclipse no es solamente una ocultación del Sol sino también una visibilizarían de la Luna en su fase oscura, fase en la que, normalmente, no podríamos percibirla al observar el cielo.

Pero ¿qué connotaciones tiene un eclipse solar astrológicamente hablando?

Para entenderlo debemos recordar que el Sol esencialmente simboliza, por un lado, la luz de la consciencia, ese arquetipo crístico que tantas culturas han venerado con diferentes nombres, tales como Inti, Yeshúa (Jesús), Krishna, etc., y que, más allá de las encarnaciones físicas o avatares, responde a un estado muy elevado de consciencia que ha servido de guía a la humanidad a través del tiempo, al igual que el Sol, en un sentido físico, ilumina la Tierra, dándonos claridad para poder ver y saber por dónde andamos, además de proporcionarnos calor y vida.

El Sol es pues la energía vital en estado puro, simbolizando al arquetipo del hijo divino, al amanecer, del padre divino, cuando está en el cénit, y del héroe divino, al atardecer, cuando se sumerge en el inframundo y todo queda en tinieblas, permitiéndonos así reconocer nuestra sombra, nuestra oscuridad, para poder integrarla a luz de la consciencia, sólo así, por medio de esta heroica odisea interior podemos renacer como lo hace el Sol cada mañana.

Pero el Sol también representa al ego, esa estructura compleja conformada por aquellas creencias que tenernos sobre nosotros mismos, que han sido condicionadas a través de nuestra experiencia vital por nuestros padres, maestros y demás personas de nuestro entorno.

Este vendría a ser como los rayos del Sol que nos impiden ver directamente su foco de luz sin quemar nuestra vista, es decir, un velo de esa consciencia que todo lo ilumina y la cual sólo podremos experimentar plenamente toda vez que el ego haya sido disuelto.

La Luna, por su parte, es el arquetipo de la madre cósmica, la luz que nos guía en la oscuridad, pero también es la joven que aprende a sobrevivir en el medio que le rodea (cuarto creciente), la sabia anciana y hechicera, que conoce los secretos de la naturaleza, la que  purga, limpia, sana y aconseja (cuarto menguante), y la oscura bruja, poderosa y misteriosa, cuya sabiduría profunda sólo puede ser alcanzada a través del trance y la meditación, ella es el vacío que todo lo llena (Luna nueva).

Llegados aquí podemos inferir que un eclipse de Sol, es como una boda mística entre el principio masculino y el principio femenino en estado puro, es decir, oscuro, profundo, misterioso, es la unión del Dios de la luz, representante del Sagrado masculino, con la Diosa, representante del Sagrado femenino, en su faceta oscura, tal como lo podemos encontrar representado en la unión mística de Jesús y María Magdalena o de Shiva y Kali, forma oscura de Durga, cuando esta, en su frenética danza, lo aplasta, he aquí un símbolo de lo masculino eclipsado por lo femenino, el Sol cede protagonismo la Diosa oscura que, cual un espeso velo cubre su faz, celebrando así su mágico encuentro, el yug (unión) de ambos principios energéticos.

A nivel espiritual, por tanto, un eclipse solar representa una excelente oportunidad de trabajo interior. Como bien decía Jung, “nadie se ilumina fantaseando con figuras de luz sino tomando consciencia de su propia oscuridad”.

Un eclipse viene a ser entonces como una iniciación a los misterios del alma, a través de esa noche oscura que nos muestra nuestros miedos más profundos, nuestros traumas, condicionamientos, carencias, así como también todo nuestro potencial oculto, talentos reprimidos, recursos inexplorados, etc., que, como un tesoro, se ocultan en esa oscuridad.

Para ello, es preciso velar la luz de la consciencia por un momento para que así el contenido inconsciente pueda aflorar y ser reconocido, aceptado y, finalmente, integrado.

Y ¿qué es lo que nos viene a mostrar este eclipse solar en el signo de Sagitario?

Pues toda la sombra de este signo, defectos tales como la fe ciega, la hipocresía, o bien, esa sinceridad muchas veces parca, que no tiene filtro y que nos hace meter la pata, la arrogancia, el despilfarro, los vicios y excesos, el moralismo, etc., así como también, talentos reprimidos, inexplorados o insuficientemente experimentados, relacionados, en este caso, con la enseñanza, el humorismo, la filosofía, la política y/o la religión, y dones psíquicos que este signo puede poseer o llegar a desarrollar tales como una afinada intuición, la precognición y/o la videncia.

Así mismo, aflorará el instinto de aventura, los deseos reprimidos de viajar, explorar, estudiar y disfrutar al máximo de los placeres de la vida.

También nos permitirá tomar mayor consciencia de nuestros condicionamientos culturales, ideológicos, políticos y religiosos, de nuestra filosofía de vida, sueños y aspiraciones.

Este acontecimiento cósmico puede, por ejemplo, despertarnos un profundo interés en aprender más sobre cualquier tema que pueda llamar nuestra atención, puede que nos haga darnos cuenta de cuán ignorantes somos todavía de muchas cosas y nos lleve a sumergirnos en lecturas interesantes, en disertaciones filosóficas, a asistir a conferencias, etc., buscando llenar todo ese vacío que sentimos en nuestro interior a través de la sabiduría y expandir nuestra consciencia al alcanzar un mayor reconocimiento de nosotros mismos por medio del saber.

Así mismo es posible, por contraparte, que emerja de nuestro interior una profunda sabiduría que ignorábamos albergar o que habíamos olvidado o reprimido por alguna razón.

 De igual manera, puede que conectemos a nivel instintivo con la sabiduría más arraigada de nuestro linaje, con el aprendizaje legado por nuestra ancestros, su acervo cultural o su herencia ideológica, que podría llegar a imponerse por encima de nuestro lado más racional.

También es muy probable que este reseteo de la luz solar nos lleve a indagar a un nivel más profundo sobre el sentido de nuestra existencia y a buscarlo en alguna religión, ideal político, etc.

No obstante, ese sentido último sólo podemos encontrarlo en nuestro interior, en la majestuosa oscuridad que habita el templo del alma, cual sacerdotisa que espera iniciarnos en sus misterios y revelarnos la vacuidad última de toda creencia, de todo dogma, en los que, buscando expandirnos, muchas veces acabamos condicionándonos, sesgando la realidad según nuestro modo particular de percibirla, que reflejará todo ese sistema de creencias que hemos adquirido y, finalmente, acabará limitándonos, no en vano, Sagitario es seguido en el zodíaco por Capricornio, el signo de los límites y condicionamientos, y la órbita de Júpiter por la de Saturno, regentes respectivamente de dichos signos, mostrándonos así que toda expansión tiene un límite.

Esto lo hemos experimentado claramente este año con la conjunción de Júpiter y Saturno (también junto a Plutón) en el signo de Capricornio, signo donde Saturno, planeta de las normas, los deberes y límites está domiciliado, mientras que Júpiter, planeta de los ideales, alegría, el disfrute y la expansión, está caído y, por lo tanto, incómodo y mermado o limitado en la expresión de su naturaleza.

Este año ni siquiera hemos podido mostrar  nuestra sonrisa cuando salimos de casa, con lo que a Júpiter le gusta sonreír, hemos estado restringidos en todo aquello que representa el disfrute de la vida, así como en los viajes, el turismo, la enseñanza, la cultura, todo esto ahora está relegado a normas y restricciones que han condicionado nuestra vida, incluso la abundancia, esa que Júpiter de manera natural nos dispensa, muchas personas la han visto limitada, suministrada a cuentagotas, cuando no bloqueada y, en el mejor de los casos, poco aprovechada, ofreciendo sin embargo la oportunidad de ahorrar al no tener en que gastarla, dadas las restricciones existentes.

En este sentido, el eclipse, al ocurrir en Sagitario y, por tanto, estar dispositado por Júpiter, que aún se encuentra en conjunción a Saturno y Plutón en el signo de Capricornio, nos invitará a explorar, a un nivel más profundo, emociones, miedos, creencias, etc., respecto a todo esto que hemos vivido en los últimos tiempos y a soltar muchas de ellas por esa puerta de salida que representa el Nodo Sur.

Por otra parte, un eclipse Solar en conjunción al nodo Sur puede representar, entre otras cosas, la reaparición y/o reconexión con alguna figura masculina del pasado con la que hace tiempo no contactábamos o de la que hace tiempo no teníamos noticias, o bien, la salida de escena de alguna figura masculina representativa en nuestras vidas.

Y por ese nodo Sur pueden salir también figuras del ámbito político, religioso, filosófico, cultural y deportivo, así como del acontecer internacional que ya cumplieron su función, ya que el Sol representa a mandatarios, famosos y figuras relevantes y, al ser eclipsado por la Luna, nos habla de pérdidas de popularidad, de asuntos ocultos que salen a la luz y ensombrecen a tales figuras, de pruebas y vicisitudes que tienen que afrontar e, incluso, de la desaparición física de alguna/s de ellas.

Nadie es infalible ante un eclipse cuando este llama a su puerta, y cuando es de Sol y eres famoso, puede someterte a una gran prueba de humildad, en este caso puede, por ejemplo, rebajarte la arrogancia sagitariana al mínimo, sólo te quedará tomártelo con filosofía y sentido del humor, si cabe.

Y aunque no seas famoso, si toca tu Sol por conjunción prepárate para tu baño de humildad, para que tu popularidad se vea socavada por un tiempo y tengas que explorar todo ese potencial que no te has permitido sacar a la luz, que si eres capaz de integrar a la consciencia podrá permitirte brillar con renovada luz desde una perspectiva más honesta y congruente. Tu vitalidad también puede verse en cierta forma debilitada por lo que es importante que te tomes el debido descanso, asistas al médico y/o al terapeuta si así lo precisas y, además, que revises las creencias que, de alguna manera, pueden estar están condicionando tu salud, para hacer los ajustes necesarios.

Si en lugar de una conjunción es algún aspecto tenso, como una oposición o una cuadratura puedes prepararte también ya que tu brillo, tu poder personal, tu creatividad, tu vitalidad y tu valentía, también serán puestas a prueba, en este caso, a través de conflictos, luchas de poder y/o desafíos.

Volviendo al ámbito mundano, este eclipse solar, al ocurrir en el signo de Sagitario puede evidenciar asuntos oscuros relacionados con el ámbito religioso, político o cultural, tales como juergas y despilfarros, vicios y todo tipo de excesos, así como también asuntos poco claros relacionados con el turismo y los movimientos migratorios, e igualmente puede remover temas relacionados con la xenofobia, problemáticas interculturales, etc.

Es importante mencionar que el planeta Mercurio se encontrará en conjunción, con 3 grados de orbe, al eclipse, y que este stellium que estará conformando con los luminares, estará formado cuadraturas con el planeta Neptuno, que aún se encuentra en su largo ránsito por en el signo de Piscis. 

En este sentido, Mercurio dejará notar su influencia a través de la información, las ideas, la comunicación, los escritos, el movimiento, los desplazamientos, así como también, a través de los medios de transporte y comunicación, en torno a una atmósfera energética donde la confusión, los despistes, las mentiras, las ilusiones, desilusiones, la renuncia, el abandono, la disolución, el sufrimiento y las tragedias estarán muy presentes. 

Es posible por ejemplo,  que se susciten paros de transporte, apagones informativos, tragedias, secretismo y engaños relacionadas con temas como los viajes, el turismo, la inmigración, la educación superior, la religión, la política etc.


Ni que decir que las fake news estarán a la orden del día, así como los robos y estafas, por lo que será preciso aplicar una buena dosis de prudencia y discernimiento.

Sea como sea, todos los hechos que ocurran conducirán a los factores implicados a tomar decisiones rápidas e iniciativas que buscarán propiciar que los acontecimientos se desenvuelvan con la mayor naturalidad posible, no sin algo de crispación, pues el trígono del stellium sagitariano con el planeta Marte, a pesar de ser un aspecto fluido, pone al guerrero en alerta ante la poderosa y convulsa carga energética que el eclipse representa. Habrá que tener cuidado, por ejemplo, de no enervarnos y acabar diciendo cosas que pueden jugar en nuestra contra o incluso hacer rabiar a otros, no hablar más de la cuenta, etc. Este aspecto propende, en todo caso, a encender la chispa de la polémica en el ambiente, máxime cuando la cuadratura del eclipse y Mercurio con Neptuno puede hacer que las ideas y las palabras sean malinterpretadas.

Los países donde puede notarse con más énfasis la energía del eclipse son aquellos por los que pasa el cono de sombra del mismo, que en este caso son Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y por el sur de Perú, Ecuador, Brasil, siendo la región de la Araucanía, en Chile, y las provincias de Neuquén y Río Negro, pertenecientes a la región de la Patagonia, en Argentina, donde la sombra del eclipse será proyectada por más tiempo. Así mismo, también se hará notar en aquellos países que están regidos por el signo de Sagitario y en aquellos donde el eclipse cae angular, tales como España, Italia o Venezuela, e igualmente en aquellos donde hace conjunción a algún planeta de su carta astral.

Los eclipses también suelen ser activadores sísmicos, así como de otras fuerzas de la naturaleza, tales como erupciones volcánicas, huracanes, inundaciones, etc., y de otro tipo de desastres, como incendios o explosiones. Y en el caso concreto de los eclipses de Sol, como el que ahora nos atañe, también se suelen desatar protestas o disturbios, ya que la Luna que, entre otras cosas, representa al pueblo, eclipsa al Sol que representa al gobernante.

Por tanto, habrá que estar atentos a aquellos países que he mencionado anteriormente para ver el efecto que la estela energética del eclipse manifieste en ellos. Justamente hoy, mientras acababa este artículo, tuve la noticia de una erupción en el monte Etna, así como de una fuerte inundación en Segovia, España; el eclipse se está dejando sentir.

En este sentido hay que tener en cuenta que este eclipse forma parte de la serie de eclipses Saros 142, cuyo primer eclipse aconteció el 17 de abril de 1624, del cual me ha llamado especialmente la atención la conjunción Saturno/Urano en el signo de Leo, así como también la conjunción Júpiter/Urano en el mismo signo, y que el stellium conformado por estos tres planetas se encuentra formando cuadratura con Plutón en el signo de Tauro; para mí estos aspectos marcaron una intensa y poderosa pauta energética que puede precisamente dar lugar a importantes desastres naturales especialmente de tipo sísmico y volcánico, así como también incendios y explosiones.


Igualmente, puede propiciar importantes cambios a nivel político, como pueden ser la desestabilización de gobiernos y caídas o reveses de gobernantes y otras figuras importantes del ámbito político.

En este orden de ideas, acudiendo al significado de los símbolos sabianos de ese eclipse solar, que inauguró la serie Saros 142, y del actual, podemos observar una interesante correlación con lo anterior, siendo que el primero aconteció en el grado 28 del signo de Aries, cuyo símbolo nos dice: “Una gran audiencia vitupera a un ejecutante que la decepcionó.” Y es interpretado de la siguiente manera: “La necesidad de asumir la plena responsabilidad de todo lo que se hace; pues toda acción tiene consecuencias sociales inevitables.” Y el eclipse solar actual, acontece en el grado 23 de Sagitario, que nos dice: “Inmigrantes interrogados en un puerto de entrada.” Y es interpretado así: Momento de transición. Resistencia y fe en sí mismo, necesarias para comenzar su vida tras una crisis total.

Creo que esto va muy en línea de lo comentado más arriba. Y siendo más concretos, por poner un ejemplo, en España actualmente se está experimentando un recrudecimiento del asunto migratorio que ha generado mucha polémica por la forma en que está siendo gestionado.

Finalmente, hay que recordar que este eclipse solar sagitariano representa la semilla de un nuevo ciclo lunar y, por lo tanto, marcará todo este ciclo y, además, hará notar su poderosa impronta energética durante los seis meses siguientes al acontecimiento cósmico, después de lo cual, un nuevo eclipse solar marcará otra dinámica energética.

Entre tanto, el eclipse actual, nos invita no sólo a aprender y reconectar con la sabiduría profunda del pasado sino, sobre todo, a desaprender, a soltar aquellas creencias que ya no responden a nuestro actual estado evolutivo y que aún anidan en el alma opacando nuestro brillo, creatividad y poder personal, y que, para ser reconocidas, será preciso que el ego, que se siente identificado con ellas, sea reseteado a través de ese apagón temporal para que la consciencia, pueda conquistar el  territorio que le pertenece, de esta manera podremos experimentar nuestro brillo esencial y natural. 

En este orden de ideas, hay que tener en cuenta que el eclipse ocurre a pocos grados del centro galáctico, por tanto, nos ofrece una preciosa oportunidad de reconectar con nuestro origen cósmico, de experimentar el llamado de ese corazón de la galaxia, un llamado a expandirnos en el sentido de nuestra evolución,  un llamado a ascender y, para ello, es preciso aligerarnos, soltar todas las creencias que nos impiden vibrar en ese estado natural de felicidad del Ser. No olvidemos que Sagitario apunta hacia las estrellas, esas estrellas que irradian su latido, un latido que nos alcanza y que resuena con el latido de nuestro corazón. Estemos receptivos a esa energía superior, dispuestos a aceptar la recalibración cósmica que nos alineará con la fuente.

Meditemos y expandamos todo lo posible nuestra consciencia a través del reconocimiento de la sombra sagitariana, su aceptación e integración, para que la luz de este signo pueda volver a brillar renovada en nosotros, sólo así nuestros sueños y aspiraciones serán más congruentes y, por lo tanto, más fácilmente alcanzables.




Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga

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