La amatista es una variedad de cuarzo de color púrpura o violeta y es conocida como el cristal de la transmutación. Su función básica es de purificación y protección, ayudándonos a transformar las negatividades, ya sean internas o provenientes de nuestro entorno, en energía positiva, procurando así la armonía y la paz. Facilita la liberación de miedos y bloqueos, reduce el stress y estimula la intuición y las capacidades psíquicas en general.
Es una piedra también muy favorable para inducir estados de relajación y conexión espiritual, siendo una gran aliada en la práctica de meditación. Es recomendable en casos de insomnio colocarla bajo la almohada pues ayuda a conciliar un sueño profundo y reparador y a reducir las pesadillas. Es ideal para momentos de convalecencia y también para acompañar procesos de duelo emocional, ya que calma y regenera, haciéndonos sentir más reconfortados física, mental y emocionalmente.
Foto: CC Didier Descouens
Desde la antigüedad ha sido utilizada como antídoto para la embriaguez, de hecho, su nombre proviene del griego amethystos (no borracho) y según el mito, Dios dionisio, pretendía a una doncella que quería conservar su castidad, al verse acosada por este y pidiendo la protección divina, fue escuchada por la Diosa Artemisa, quien la convirtió en una roca blanca, quedando así a salvo de los irrefrenables deseos de Dionisio, este al ver a la Doncella convertida en piedra se disculpó con ella ofrendándole vino, tiñéndola así de púrpura.
Así mismo, es recomendable su uso en cualquier tipo de adicción, ya que contribuye a liberarse de la dependencia y los excesos.
Esta piedra también ayuda a sanar el dolor de cabeza, las migrañas y equilibra el sistema nervioso, siendo útil en casos de depresión y ansiedad. Es una piedra muy indicada para el sexto y el séptimo chakras y guarda gran afinidad con el signo Piscis.
Nathacha Oura
Astróloga y Taróloga
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